Pregunta para Asamblea de Madrid

Me diagnosticaron un cáncer de mama a los 48 años. La investigación es crucial, así como avanzar la edad en la que empieza el cribado de detección. Tuve suerte de tener ginecólogo privado, ya que las pruebas no empiezan hasta los 50 y yo no tenía síntomas

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Gemma Hermosilla Pregunta de Gemma Hermosilla

Me llamo Gemma y vivo en Madrid. Fue durante una revisión rutinaria de control con mi ginecólogo privado, que me detectaron un bulto sospechoso a cada mama. De entrada, vieron el que se ubicaba al pecho derecho, así que consideraron practicarme una resonancia magnética como prueba complementaria. Al hacérmela, vieron que había otro bulto en la mama izquierda. Los profesionales sanitarios que me trataron concluyeron que era necesario revisar de una manera más concreta las masas en cuestión, así que me practicaron una biopsia a cada pecho. Primero del derecho y luego del izquierdo. Fue con los resultados de estas pruebas que pudieron diagnosticarme un cáncer de mama.

Con el diagnóstico, empezaron las pruebas para ver si había afectación en más zonas del cuerpo. Por suerte, la enfermedad no se había extendido más allá de los pechos. Hasta este punto, yo me estaba tratando mediante el servicio privado, y en este momento, decidí contactar con mi médico de cabecera para ver si me podían derivar y seguir con los tratamientos en la Seguridad Social. Los protocolos se activaron muy rápidamente; de hecho, el mismo día que presenté los informes a mi médico ya me llamaron del hospital. En estos momentos, me han intervenido quirúrgicamente: me quitaron los tumores y me analizaron los ganglios centinela, que por suerte no estaban afectados, y estoy esperando a acudir a consulta para que me especifiquen cuáles son los tratamientos que tendré que seguir.

Desde el primer momento, mi proceso de enfermedad ha ido acompañado del comentario: “suerte de haberlo pillado a tiempo” por parte de los profesionales sanitarios que me han tratado. De hecho, el pronóstico es bueno. Aun así, pienso que es interesante destacar que la realidad es que yo tuve un diagnóstico temprano gracias a la suerte de poderme pagar un ginecólogo privado y de poder decidir hacerme pruebas cada año, ya que yo no presentaba síntomas visibles relacionados con la enfermedad que padezco. El trato y el seguimiento que se me brinda desde la Seguridad Social es y ha sido excelente desde el primer momento, pero es verdad que yo acudí al hospital ya con los informes que confirmaban el diagnóstico.

Tengo 48 años y en la comunidad de Madrid el cribado público para la detección temprana de la enfermedad no empieza hasta los 50. En este punto, me pregunto: ¿qué hubiera pasado con mi enfermedad y conmigo, si yo no me hubiera podido permitir un servicio privado? Es en este sentido que considero que las instituciones deberían de ponerse las pilas para cambiar la situación de acuerdo con la realidad de la enfermedad. Cada vez hay personas más jóvenes con diagnósticos de cáncer de mama. Me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid: ¿Por qué no se rebaja la edad de inicio de pruebas de detección del cáncer de mama?; además, quiero reivindicar la importancia y la consiguiente necesidad de que se invierta a favor de la investigación; es crucial.

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