Mi opinión, vistos los acontecimientos, las declaraciones y las actitudes, es que a Maroto no le interesa en absoluto acabar con el fraude existente en las ayudas sociales, es decir, no tiene como objetivo acabar con el fraude existente en las ayudas sociales, es decir, no le preocupa el fraude existente en las ayudas sociales. Sólo le interesan los votos. Es, sin duda, el político más populista y demagógico con el que me he encontrado en mis 6 años de trayectoria en el Parlamento Vasco.

Maroto es la antipolítica. No hace política ni trata de resolver los problemas fundamentales de la sociedad: hace marketing con el único objetivo de lograr votos. Es puro cinismo político. En este caso concreto, en lugar de plantear un debate sosegado, razonado y constructivo en relación a cómo acabar con el fraude existente en las ayudas sociales, incendió voluntariamente la convivencia al insultar a determinados colectivos concretos de inmigrantes como si todos ellos actuaran siempre del mismo modo.

Sus declaraciones xenófobas y racistas fueron ciertamente repugnantes. Su tergiversación de los datos fue algo ciertamente penoso. Ya digo: su único propósito fue fomentar el enfrentamiento político y, estigmatizando a una parte importante de la ciudadanía, tratar de sacar rédito político. Salvo en la última semana, no le hemos escuchado una sola propuesta para luchar contra el fraude existente en las ayudas sociales: sólo demagogia barata y populismo, además de apoyar, junto con los restantes miembros de su partido político (el Partido Popular) una Iniciativa Legislativa Popular que tampoco incluye ninguna medida concreta de lucha contra el fraude existente en las ayudas sociales sino únicamente recortes.

Una cosa es analizar el asunto de manera razonada y tratar de implementar medidas para hacer frente al fraude y otra, muy distinta, hacer demagogia y populismo, con el único objetivo de lograr supuestamente un puñado de votos. Nosotros no tenemos problemas en analizar qué medidas se pueden poner en marcha para luchar contra el fraude ni en criticar el funcionamiento desastroso de Lanbide pero lo que no vamos a hacer es romper la convivencia y mantenernos de brazos cruzados ante quien pretende decirnos que el fraude en las ayudas sociales es gigantesco, pues tal cosa es radicalmente falsa. El gran fraude existente en Euskadi y en España es del fraude fiscal, el de las corruptelas, el que proviene del amiguismo y del nepotismo y el enchufimo y el de la corrupción política: ambos provocan pérdidas de miles de millones de euros que podrían utilizarse en mantener el fortalecer el Estado del Bienestar y en atender a los ciudadanos que más están sufriendo la crisis económica y los recortes sociales. Sin embargo, Maroto y el PP callan ante estos hechos o los minimizan.

De hecho, creo que el discurso que Maroto y el PP llevan manteniendo desde el verano pasado forma parte de una estrategia política para tapar sus propias vergüenzas, sus recortes sociales, sus casos de corrupción (tarjetas black, Gürtell, Bárcenas, operación Púnica...) y su falta de ideas políticas a defender en Euskadi. Es, por tanto, ciertamente lamentable. Lo que Maroto debería hacer sería denunciar a los corruptos de su propio partido político, quienes, por cierto, son autóctonos y no son ni argelinos ni marroquíes.