Pregunta para Parlamento de La Rioja
Durante mi etapa educativa he recibido gritos y malas contestaciones frente a mi dificultad para comprender algunas cosas. ¿Por qué no se forma al profesorado para que sepan tratar a los alumnos con TEA?
He recibido muchos gritos y malas contestaciones de profesores que no sabían tratar a un niño con TEA. No entendían mi dificultad para comprender algunas actividades. Tampoco mi rechazo a sus miradas cuando me exigían insistentemente algún tipo de respuesta. Es una interacción social que no entendemos, nos desorienta y acaba provocándonos mucha ansiedad. ¿Por qué no se forma al profesorado para que sepan tratar a los alumnos con TEA?
Nací en Fuenmayor, un pueblo pequeño, de unos 3.000 habitantes. Allí era difícil tener acceso a la información que yo requería para saber exactamente qué es lo que me pasaba. Mis padres tampoco tenían una gran economía, por lo que pagar un psicólogo nunca fue una opción. Simplemente era diferente a los demás y ellos lo aceptaban.
En el colegio tenía un amigo, otro niño que también tenía TEA. Éramos “los marginados” de la clase, siempre estábamos solos. A la hora del recreo dábamos largos paseos por el patio porque era lo único que se podía hacer, los juegos más populares como el fútbol o los columpios estaban reservados para los niños “guais”. Muchas veces se metían con nosotros por ser diferentes. Si se organizaran actividades inclusivas en el recreo para todos los niños se podría evitar este tipo de exclusión.
Supongo que yo tenía comportamientos que no estaban socialmente aceptados y eso enfadaba al resto. Sufrí acoso escolar por mi TEA. Al salir del colegio iba corriendo a casa para no recibir una paliza.
Los profesores tampoco lo hacían mejor que los alumnos. Mi profesora de religión me rompió los dibujos en la cara porque me dio por pintarlo todo de negro. Las personas con TEA solemos seguir patrones ritualizados, y rellenar todos los dibujos de color negro se convirtió en una de mis obsesiones. Para un niño de 6 años es complicado ver como rompen tu dibujo delante de todos, sobre todo cuando no entiendes qué es lo que has hecho mal. La manera de solucionar este incidente fue cambiarme de clase.
Si en vez de tener que elegir otra asignatura, hubieran podido explicarle a la profesora cómo se debe de actuar con un niño con TEA quizás todo hubiera sido más fácil para mí. En un contexto más informado esta profesora podría haber llegado a entender que existen dificultades para comprender el ejercicio que se estaba intentando realizar en clase.
En el instituto fue peor ya que es el momento en el que tienes que relacionarte más con otros chicos y chicas, crear tu grupo de amigos, etc. Ahí se empezó a notar mi dificultad para relacionarme con los demás. Yo tenía comportamientos socialmente erróneos. Un día una de mis profesoras de 3º de la ESO explicó en clase que esa era mi manera de relacionarme con los demás y que había que aprender a entenderlo y aceptarlo. Hubiera estado bien que esto se hubiera comunicado a mi familia y que hubiera podido tener atención psicológica y, por lo tanto, un diagnóstico temprano, eso me hubiera ayudado en muchísimas cosas que a día de hoy y con mucho dinero invertido en psicólogos ya puedo comprender.
Logré tener un diagnóstico a mis 21 años, tras independizarme e irme a vivir solo a Barcelona. Los cambios en la rutina, los horarios y tareas me hicieron caer en una gran depresión. Fui al médico por la incapacidad de frenar los pensamientos suicidas que surgían de mi interior. Gracias a eso tuve opción a obtener ayuda psicológica y descubrí que tenía TEA. Cada día estoy mejor, he dejado la medicación y me siento bien, trabajo en algo que me gusta y vivo tranquilo, pero estoy seguro de que lo podrían haber hecho mejor. Si hubiera tenido un mejor trato en mi etapa educativa, una correcta atención psicológica y un diagnóstico temprano quizás hubiera empezado a entender las cosas mucho antes.
Por ello desde aquí me dirijo al Parlamento de La Rioja para que tomen medidas de prevención y sensibilización en los colegios, además de dotar al profesorado de una correcta información para que aprendan a tratar a los alumnos con TEA.