Pregunta para Congreso de los diputados

Batallo contra un Linfoma de Hodgkin desde hace 6 años: 3 recaídas y 2 trasplantes de médula ósea. ¿Por qué no existe un programa de reinserción laboral para pacientes oncológicos que hemos estado alejados del ámbito profesional durante años?

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Nunca se está preparado para escuchar las tediosas palabras: “Tienes cáncer”, pero si ese mismo episodio se repite hasta en 3 ocasiones, la historia se complica aún más. No estaba preparado la primera vez, y tampoco lo estuve la segunda y la tercera, pero es una de las bazas que juegas cada vez que acudes a una revisión tras llevar tiempo en remisión. 

Llegados a este punto muchos os preguntaréis quién soy y qué hago aquí, narrando estas líneas. Y bien, mi nombre es Hugo, tengo 31 años y soy de Villanueva del Arzobispo, un pueblo de Jaén. Me dedico al diseño y montaje de vídeo en cine y publicidad, y mi vida corre ligada a la ficción y el séptimo arte. Mi vocación es además mi pasión. 

En el año 2015 fui diagnosticado de un Linfoma de Hodgkin, una enfermedad oncohematológica. Se trata de un tipo de cáncer que afecta a los ganglios linfáticos, curable en el 80% de los casos en una primera línea de tratamiento. Pero yo formaba parte de ese 20% en el que la enfermedad regresa y se necesita explorar otras vías para hacer remitir la enfermedad. En 2015, tras un primer tratamiento de quimioterapia, entré en remisión. Pero en la revisión anual descubrieron que había recaído. Tras la recaída, la situación se complica. Tuve que someterme a una quimioterapia más agresiva y a un trasplante de médula ósea autólogo, es decir, de mis propias células madre. 

Desde aquí, lo primero que quiero transmitir es un mensaje de tranquilidad. Sé que mi testimonio puede servir de referencia o de punto de encuentro para otros muchos pacientes oncológicos, y si hay algo que tengo que decirles es que estén tranquilos. ¡No hay por qué tener miedo a un trasplante de médula ósea! Se realiza por aféresis, el proceso y la recuperación es lenta, sí, pero consiste en tener paciencia y buena actitud. Ponerse en manos de los profesionales sanitarios y depositar en ellos toda la confianza es lo primero que debe hacerse. 

La recuperación fue bien, aunque siempre suele ser lenta, por lo que la paciencia se convierte entonces en tu principal aliado. Y así hasta la nueva revisión anual, en la que asistí a una nueva recaída. Cada vez la situación se vuelve más cuesta arriba, pero ¿cuál es el camino? Sobreponerte, afrontarlo con positividad y volver a lucharlo. Esta vez me trasladaron a Córdoba, ya que hasta el momento había seguido todo el proceso en la provincia de Jaén. Y, aunque el procedimiento era el mismo que en la anterior recaída, tendría que someterme a un trasplante de un donante externo. 

El donante fue mi padre, compatible en un 50%, y el trance, similar a la vez anterior, aunque en esta ocasión en Córdoba. Esto podría haber desencadenado una complicación mayor de no haber sido por el gran apoyo que recibí de la AECC. Mi hematóloga me recomendó seguir la recuperación residiendo cerca del hospital durante, al menos, dos meses, por el riesgo a rechazar el trasplante o contraer algún tipo de infección. La Asociación Española contra el Cáncer ofreció un piso compartido a mis familiares y me brindó una prestación económica a mi salida del hospital. Han sido un punto de apoyo en los peores momentos y tendrán mi gratitud para siempre. 

Porque el camino es arduo, a ratos se hace pesado y la coyuntura no ayuda, y por eso alzar la voz, como estoy haciendo yo ahora mismo, se vuelve más necesario que nunca. Con 25 años, crees que tienes la vida encaminada… Yo tenía un buen trabajo, formé parte de proyectos ambiciosos y potentes. Pero entonces, todo cambia. El cáncer se asomó a mi puerta y paró mi vida en seco. 

Yo he echado de menos el apoyo institucional en el ámbito laboral. Con apenas 30 años, y sumando 6 fuera del mercado laboral, saliendo de una enfermedad grave y que conlleva notorias secuelas, la reinserción laboral es compleja, más si cabe si eres autónomo y tienes que enfrentarte a todo un periplo burocrático de altas, bajas y tribunales médicos. 

Mi pregunta entonces es: ¿Por qué no existe un programa de reinserción laboral para pacientes oncológicos que hemos estado alejados del ámbito profesional durante años? Y esa es también la propuesta que quiero extender a nuestros representantes en el Congreso de los Diputados. ¿Por qué ninguna institución brinda una mínima ayuda? 

Batallo contra un Linfoma de Hodgkin desde hace 6 años. 3 recaídas y 2 trasplantes de médula ósea. Que se dice pronto. Hace poco se ha cumplido 1 año y 4 meses del último trasplante. Pero aquí estoy. Si yo puedo, tú, que estás al otro lado de estas líneas, también puedes y también podrás. 

He compaginado mi larga lucha el cáncer con mi trabajo -lo que mi cuerpo y mi mente me permitían- y con la presidencia del club de fútbol de mi pueblo, el C.D Villanueva, donde aporté mi granito de arena a nivel de Marketing y maquetación. Han sido el sostén, el impulso, el respiro que he necesitado en días de ingreso y de recuperación. Y estaré eternamente agradecido a todas aquellas personas que me han permitido ser y estar durante estos años, en la medida que mi cuerpo cedía. El cine, el club de fútbol de mi pueblo, la gente de mi entorno… han sido mis “salvavidas” contra el cáncer. Siempre hay un “salvavidas”, siempre hay una luz que guía, que te mantiene y te anima a agarrarte a la vida con uñas y dientes. 

Os ruego que me ayudéis a difundir y firmar esta campaña por todos vuestros grupos y contactos de WhatsApp y Redes Sociales. Si conseguimos 1500 apoyos, esta pregunta llegará a los distintos partidos políticos del Congreso de los Diputados, teniendo la obligación de darnos, al menos, una respuesta.

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