Pregunta para Parlamento de Canarias
Si no educamos en valores, respeto y empatía, ¿cómo vamos a habitar un planeta medioambiental y socialmente sano?
Mi nombre es Montse, nací en Cataluña y viajé y viví en otros países desde que terminé la universidad hasta que aterricé en Gran Canaria hace algo más de seis años. Mi pasión siempre han sido los idiomas, las distintas culturas y la comunicación entre ellas, y por eso tuve tan claro, ya a los 16 años, que yo iba a ser traductora. Para mí, el mundo nunca tuvo barreras ni límites.
Una de esas temporadas de viajes la pasé en Baleares, en Menorca. Un lugar mágico en el que descubrí algo que me pareció más mágico todavía: la máquina de coser. A partir de entonces, las telas y las costuras tampoco iban a tener límites. Inicié varios proyectos, muy tímidos todos ellos, como si buscara el rincón del mundo de la moda y la costura que sintiera más cerca de mí.
Descubrí el problema de la contaminación textil y el concepto de sostenibilidad. Sentí horror, pena e impotencia. Siempre tuve una baja tolerancia a la injusticia, y lo que tenía delante de mí no era más que eso, algo injusto que me costaba mucho entender. Y de pronto, en el confinamiento, cogí una camisa que llevaba años sin ponerme y decidí adaptarla a mi yo de entonces para darle vida otra vez y salvarla del olvido. Era la primera transformación que mostraría a través de Huruma unos meses después.
Huruma es transformación y tiene la mirada puesta en las personas y en el medioambiente, convivientes todos de un mismo lugar. El mundo es socialmente diverso, como también lo es cada país, cada ciudad y cada barrio. Y la diversidad es oro, la diversidad nos enriquece. Por eso Huruma quiere mostrarla. Quiere mostrar que cada uno de nosotrxs tiene sus necesidades, sus contextos y sus limitaciones, todas igualmente válidas, respetables y comprensibles.
Como ejemplo de ello, te contaré que en mi árbol genealógico hay varias sorderas, unos pocos audífonos y unas cuantas operaciones de oído, pero nunca fui realmente consciente de lo que eso significaba hasta que el otorrino me dijo que lo mío no eran tapones de cera. Y aunque mi pérdida de audición, en principio, no fuera a llegar más allá de un quirófano, de pronto fui consciente de lo que implicaba que ese sentido funcionara solo a medio gas. Y empecé a estudiar lengua de signos. Y conocí a personas sordas que me mostraron un mundo desconocido, con un idioma desconocido y unas limitaciones que jamás me había siquiera planteado que alguien pudiera tener. Comprender para empatizar.
Huruma es transformación textil, upcycling. Cada prenda de ropa esconde unos procesos y unas consecuencias que aceptamos como válidos cada vez que sacamos la tarjeta de crédito. Para poder tomar una decisión libremente, sea la que sea, debemos conocer. Y cuando conozcamos podremos dar el valor que cualquier cosa merece por el mero hecho de existir. Huruma no descubre nada nuevo. Al final, el objetivo es volver a las raíces, a lo natural, a la convivencia sana.
Desde la infancia es super importante llevar a los niños a unos valores de respeto y empatía, porque son ellos los que construirán el futuro. Todas estas cosas se pueden trabajar desde que son muy pequeños. Integrarlos con el medio y con todo lo que los rodea, para que sean más conscientes y que sean ellos los que ya partan con esas raíces en lo natural. Porque está claro que uno no protege aquello que desconoce.
Si no educamos en valores, respeto y empatía, ¿cómo vamos a habitar un planeta medioambiental y socialmente sano? La responsabilidad de los políticos está en la educación. En el acercamiento de los más pequeños a la naturaleza, a los animales, a las emociones, a los oficios artesanales, a los recursos naturales de los que disponemos. Por eso lanzo esta pregunta al Parlamento canario. Enseñemos a cuidar de lo que nos rodea, a respetarlo. A respetarnos.
Me he sentido rara durante muchos años, pero sé que no estoy sola en esto. Huruma es comunidad, cooperación. Es hora de expresar lo que somos, valorar lo que tenemos y ser conscientes de lo que hay para poder transformarlo. ¿Te unes?