Es pronto para decirlo. De momento, lo único que conocemos de Podemos es su candidata a lehendakari, pero nada se sabe de su proyecto, ni la gente de la que se van a rodear para trabajar en el Parlamento Vasco.

Podemos Euskadi siguen siendo una incógnita, de la que lo único que se conoce son sus peleas internas, pero seguro que una vez que se consolide el proyecto, seremos capaces de encontrar puntos en común con los que trabajar.

Puede sonar a tópico, pero los Socialistas acordamos en función de los contenidos, no de las siglas o de la coyuntura política. Y lo hemos demostrado esta legislatura en el Parlamento Vasco.

Hemos firmado un acuerdo de estabilidad con el PNV, sí, que ha permitido dar un giro social a las políticas públicas en Euskadi y tener unos Presupuestos que ayudasen a impulsar políticas de empleo y sostener nuestros servicios públicos (después de echar atrás en 2013 las primeras cuentas de Urkullu que contemplaban unos recortes de 1.500 millones, no lo olvidemos),

Pero también hemos conseguido sacar adelante importantes leyes con la oposición y en contra del criterio del PNV, como la Ley de Vivienda (la más avanzada de toda España en esta materia y que garantiza que nadie en Euskadi se vea en la calle por no poder pagar la hipoteca) o la ley antifracking.

Si Podemos empieza a prestar atención a los problemas sociales de la ciudadanía vasca y menos a las aspiraciones nacionales de unos pocos, seguro que nos encontramos.

Si, por el contrario, como parece, Podemos está por la labor de seguir los pasos de los nacionalistas y sentar las bases para un acuerdo tripartito que sólo busca la consulta, la ruptura y la autodeterminación, que no cuenten con nosotros.