Me llamo Inazio, tengo 23 años y una parálisis cerebral. La parálisis puede originarse en el embarazo, parto u otra complicación antes de los 3-5 años. A pesar de que España está mejor que otros países a nivel sanitario, no podemos obviar las carencias existentes de las cuales me gustaría destacar las que hay en materia de salud mental.

Tengo una vida que podríamos denominar como convencional. Estudio un grado superior, hago ejercicio, salgo los fines de semana… pero la parálisis es un campo muy amplio. Entre otras muchas afectaciones, la parálisis cerebral puede llegar a dificultar o imposibilitar tu autonomía en lo más básico: andar, comer, controlar los esfínteres. Incluso rascarte la espalda puede ser algo para lo que necesites ayuda. Con las adaptaciones adecuadas puedes llevar una vida mucho más cómoda.

Sin embargo, recuerdo algunas etapas muy complicadas de mis 23 años de vida. Tener una diversidad funcional a veces es tremendamente complejo. Durante la adolescencia atravesé una depresión motivada por no aceptar y digerir mis limitaciones, lo que generó problemas de comportamiento con mis compañeros de clase, con los profesores, etc.; hay familias que pueden permitirse pagar las terapias para superar algo así, pero otras muchas (la mayoría podríamos decir), no pueden afrontarlo. Y es muy injusto que, si no tienes recursos económicos, no puedas tratarte y quedarte estancado, amargarte la vida, y la de las personas de tu entorno.

La Rioja, es la única comunidad que cuenta con una Ley específica de Salud Mental. El resto de las comunidades autónomas están bastante atrasadas en este aspecto. Tener una discapacidad va más allá de las repercusiones físicas o intelectuales, están las mentales. Aceptar lo que tienes y aprender a vivir con ello conlleva muchísimo trabajo psicológico y emocional. Independientemente de la posición económica que uno tenga, deberíamos poder acceder todo el mundo a esta ayuda que considero vital, más aún en la época en la que vivimos.

Las personas con alguna discapacidad necesitamos que se mejoren los recursos sanitarios públicos para hacernos la vida lo más asequible que se pueda. Porque se puede. Bastantes dificultades tenemos ya de por sí. Pero se puede hacer algo por mejorar nuestras expectativas en esta vida que nos ha tocado vivir. Y necesitamos hacer visible esta carencia tan fundamental.

Quiero por lo tanto llamar la atención sobre la gran importancia que tiene la salud mental en nuestra sociedad actual. Y sobre el hecho de que se requiere una legislación específica de todas nuestras comunidades autónomas, y mayores recursos públicos para que todas las familias, con independencia del poder adquisitivo que tengan, puedan acceder a tratamientos que la mejoren.  Es importante recordar que el bienestar en salud mental es una necesidad para de toda la sociedad, y que lo que se gaste en mejorarla supondrá en muchos casos un ahorro en los tratamientos físicos a los que nos arrastran los problemas mentales. Es fundamental que las Autonomías se pongan desde YA manos a la obra y el Ministerio de Sanidad cerciorarse de que todo esto se cumpla. Por una salud mental de calidad para todos.