Me llamo Inés Poncet y soy escritora, investigadora y experta en Derecho Penal. Además, poseo un máster en Psicología, Neurología e Inteligencia Emocional. Nací en Rumanía, pero soy adoptada por padres franceses, lugar donde residí hasta los 18 años. Posteriormente, me trasladé a Barcelona, ciudad en la que resido actualmente. 

Una orden de alejamiento contra mi padre es la causa por la que hoy estoy aquí. Desde los siete años he sido víctima de maltrato y abuso sexual infantil. Pero no fue hasta los 17 años cuando conseguí romper mi silencio. 

Debido a mi preocupación e interés por la defensa de los derechos de la infancia y juventudes, decidí abrirme al mundo y escribir mi propio libro, “Hablar de abusos sexuales implica un cambio de mirada”. Tras estas letras solo intentó aportar, bajo mis propias experiencias y conocimientos, ideas que permitan entender la necesidad de llevar a cabo ese cambio de paradigma tan necesario. 

Es muy importante entender que no es solo el abuso sexual, sino las secuelas y consecuencias que esto desencadena. Estamos hablando de una lucha contra la discriminación de las víctimas y la reforma de las leyes frente a los casos de abuso a menores. 

Para conseguir todo esto, como experta en el tema, me gustaría señalar dos puntos que considero necesarios: Por un lado, la eliminación de los plazos de prescripción de los delitos de abuso; y por otro, la implementación de una educación sexual integral a nivel educativo. 

Del mismo modo, es importante señalar que España carece de un plan nacional de prevención de suicidios en niños, niñas, y adolescentes. Hablamos del único país de la Unión Europea sin especialidad en psiquiatría de Infancia y Adolescencia, y, pese a que no hay datos agregados en España de tentativas del suicidio, las cifras que se van conociendo evidencian una subida entre los jóvenes. 

Ante esto, se requiere de una coordinación en las respuestas autonómicas de campañas de sensibilización a nivel estatal.Además, es preciso un cambio cultural y se necesita una actualización de la estrategia de salud mental y objetivos para prevenir las conductas suicidios en niños, niñas y adolescentes. 

También, se requiere definir más claramente las infracciones y calificarlas y darles más espacio a las víctimas y aclarar las responsabilidades. Se necesitan jueces laicos especialmente formados en la escucha a las víctimas. 

Por último, necesitamos reformas legales y estructurales de la Iglesia Católica (en España y Francia), en materia de agresiones sexuales. Así como, delimitar el secreto de confesión para la pederastia y pedofilia. 

Necesitamos un cambio, y lo necesitamos ya. Estamos ante una problemática que afecta a todas las sociedades del mundo y que lejos de estar erradicada, sigue siendo una realidad prevalente en la sociedad. Por ello, como experta, me dirijo a las y los miembros del Parlament de Catalunya para que tengan en cuenta esta problemática y lleven a cabo las medidas necesarias.