Me llamo Iratxe y vivo en el País Vasco. Hace doce años me detectaron un tumor pre maligno en el pecho derecho que me tuvieron que intervenir quirúrgicamente. Desde entonces, cada año me he hecho los controles rutinarios para la prevención del cáncer de mama. El último que me hicieron fue en julio de 2021 y salió todo perfecto.

Yo tengo unas mamas densas y fibrosas, y parece que la vacuna de la Covid-19 ha ocasionado algunos efectos secundarios relacionados con la inflamación de los ganglios que han generado, en algunos casos, confusiones. En mi caso, como en la mamografía en cuestión todo salió correcto, yo estaba tranquila. Un día, autoexplorándome, me percaté de que tenía un bulto que no se movía y que no dolía y me alerté. Decidí acudir al médico al día siguiente. Me hicieron una ecografía mamaria y ya consideraron que algo no estaba bien, así que me biopsiaron al momento.

Después de 10 días, me anunciaron que padezco un cáncer de mama que parecía estar encapsulado. A finales de noviembre me operaron. Extrajeron el tumor y dos ganglios centinela y a las dos semanas me informaron de que los ganglios también estaban infectados, así que aunque no estaba previsto, tendré que someterme a un tratamiento de quimioterapia además de a un tratamiento hormonal y a otro de radioterapia.

El proceso de enfermedad por el que estoy transitando me ha hecho percatar de que es necesario que se refuerce el servicio de apoyo psicológico que se proporciona a los pacientes de cáncer. Es fundamental contar con un estado anímico óptimo para hacer frente a la situación. Es por esto que me dirijo a los políticos del Eusko Legebiltzarra, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se refuerza el servicio de acompañamiento psicológico destinado a los pacientes y a sus acompañantes con el fin de ayudarles a superar la enfermedad en las mejores condiciones anímicas?

También en este sentido, me gustaría destacar la importancia de tener en cuenta que la enfermedad deja un lastre económico importante a los pacientes y que considero que se tendrían que revisar aspectos como la posibilidad de financiar públicamente objetos y servicios necesarios para el bienestar tanto físico como anímico de los pacientes como, por ejemplo, las pelucas, los pañuelos, las cremas para el cuidado de la piel o los tratamientos fisioterapéuticos para la rehabilitación.