La sexualidad es un conjunto de características físicas y psicológicas dadas a la hora de definir cada sexo. Antiguamente, toda práctica sexual que no iba destinada a la procreación era considerada antinatural, sin embargo, hay tantas formas de vivir la sexualidad como seres humanos en el mundo y que siempre que sean consensuadas con los posibles acompañantes, han de ser respetadas.

La educación sexual es una herramienta que nos ayuda a ver la sexualidad de otra forma, nos ayuda a elegir hábitos y a tomar buenas decisiones en ámbitos de sexo y sexualidad a lo largo de nuestra vida.

Muchas personas siguen pensando que es inefectiva y que solo sirve para que la juventud empiece antes a activar su vida sexual, pero numerosos estudios han demostrado la efectividad de la educación sexual pues demasiados jóvenes están recibiendo información confusa y contradictoria sobre las relaciones y el sexo, provocando el aumento de la demanda por parte de los jóvenes de información confiable que les prepare para llevar una vida saludable, productiva y satisfactoria.

¿Qué nos demuestran los datos sobre la educación sexual?

• Que tiene efectos positivos, que aumenta el conocimiento de los jóvenes y mejora su actitud en lo que respecta la salud y el comportamiento sexuales y reproductivos.
• No aumenta la actividad sexual ni los índices de VIH Y ITS.
• Programas centrados en el género tienen una eficacia superior en lo que la educación sexual respecta.
• Logra mejores resultados cuando los programas escolares se complementan con la participación de los padres y docentes.

Como conclusión, la educación sexual nos permite vivir libremente la sexualidad, reduciendo al máximo el riesgo de embarazo no deseado o al contagio de enfermedades de transmisión sexual, aumentando esta importancia a los más jóvenes, que son quienes están empezando a vivir su sexualidad.

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