Mi nombre es Irene, tengo 25 años, soy de Madrid y soy una persona con Diversidad Funcional. La sociedad actual no está adaptada a las personas que, como yo, tenemos algún tipo de movilidad reducida, ya que nos encontramos con obstáculos y limitaciones que dificultan nuestro día a día. 

Hace 25 años, a los pocos días de nacer, desarrollé una enfermedad a causa de una negligencia médica. Los médicos nos dijeron que no podría hacer nada, que podría quedarme en estado vegetal y vivir lo mínimo. Cambiamos de hospital y empecé con un tratamiento que cambió mi vida, y superé todas las expectativas que había puestas en mí. 

A base de mucha rehabilitación y terapias de fisioterapia, fui mejorando mi movilidad hasta que, a día de hoy, tengo mucha más movilidad de la esperada. A veces incluso puedo andar, con muchas ayudas. Al principio fui a una escuela de Educación especial, pero más tarde me cambiaron a una escuela ordinaria, donde se trabajaba la inclusión y me sentí adaptada en todo momento.

Hay algunos ámbitos en la vida diaria que pueden verse limitados para las personas con Diversidad Funcional. Una de ellas es moverse en transporte público. 

Para la mayoría de los ciudadanos, moverse en metro es una actividad mundana que se hace sin problemas. Para las personas con Diversidad Funcional, coger el metro en Madrid supone todo un reto. 

Son muy pocas las paradas del Metro de Madrid que están debidamente adaptadas a nuestras necesidades. En muy pocos sitios hay rampas o ascensores. Todos los accesos están limitados por escaleras infinitas que se convierten en barreras arquitectónicas para las personas que nos movemos con silla de ruedas. 

Parece incomprensible que, a día de hoy, una ciudad como Madrid no esté adaptada en su totalidad a las necesidades de las personas con movilidad reducida. 

Quiero iniciar esta campaña para que los políticos de la Asamblea de Madrid me den una respuesta concreta a esta situación, y se involucren en hacer de Madrid una ciudad más inclusiva.