Pregunta para Asamblea de Madrid
¿Por qué quieren convertir las Escuelas de Educación Especial en Centros de Recursos, si funcionan bien?
Mi nombre es Irma. Soy la mamá de Noa, una niña de 10 años muy alegre, con muchas inquietudes y muchas ganas de aprender.
Supe que mi hija tenía Síndrome de Down en la semana 12 de embarazo. La doctora nos comunicó que “el feto venía mal”, pero se equivocó: ella venía perfecta. No es fácil recibir la noticia de que tu hija tiene síndrome de down, pero con el tiempo comprendes que ese miedo es fruto del desconocimiento.
Desde que nació, Noa nos ha brindado un constante aprendizaje y unos valores, que nos han enriquecido como padres. Al principio, fuimos a la Fundación Síndrome de Down donde nos orientaron sobre qué podíamos hacer, tanto a nivel médico como administrativo. Allí nos contaron una historia para entender mejor la condición del síndrome de down: “Imaginad dos coches, uno cargado de maletas y otro vacío. Lógicamente, el que tiene más equipaje irá más lento. Eso es lo que le pasa al síndrome de down. Al tener un cromosoma extra irá más despacio y avanzará a su ritmo”. Lo que te permite disfrutar más de cada cosa y valorar más cada momento. Por eso, y emulando la famosa frase de Neil Armstrong, “cada pequeño paso que ha dado Noa, ha sido un gran paso para la familia". Con ella, todo se vive de una manera más intensa.
Cuando era bebé, la llevamos a una escuela infantil ordinaria, donde la profesora que tuvo se involucró mucho con ella. Pero, a medida que iba creciendo e iba pasando de curso, nos dimos cuenta que quizás no era la mejor opción para nuestra hija. Noa necesitaba una escuela acorde a sus necesidades y un aprendizaje que se adaptara mejor a su ritmo. Alguien me dijo una vez, que era como estar en un grupo de astrónomos donde todos hablaban un lenguaje que no podías entender ¡Ojalá esto no fuera así!, pero lamentablemente, sucede en muchas ocasiones. Hay niños que acaban sintiéndose frustrados y con baja autoestima, por no poder hacer las mismas cosas que los demás.
"El derecho a no ser discriminado no supone tratar a todos igual, sino tratar a cada uno como necesita. Aunque algunos niños y niñas se adaptan muy bien a la escuela ordinaria, otros precisan de una educación individualizada, con personal muy especializado, espacios adaptados, aulas con pocos alumnos y ritmos de aprendizaje concretos. ¿Por qué destruir estructuras educativas que están funcionando y que garantizan el derecho a una enseñanza de calidad de este alumnado?" (Manifiesto Inclusiva Sí, Especial También).
Finalmente, decidimos llevar a Noa a un colegio de Educación Especial. Fue una decisión muy meditada por nosotros y compartida con profesionales. Todos coincidimos en que sería lo mejor para el desarrollo de nuestra hija, donde tendría una enseñanza acorde a sus necesidades y de manera individualizada. El hecho de que Noa vaya a un colegio de educación especial no significa que no pueda realizar actividades para integrarse en la sociedad. Ha desfilado en diversas pasarelas, ha grabado videoclips con el grupo infantil Cantajuego y ha participado en alguna serie de TV , hace ballet, hipoterapia y natación. Siempre hemos apostado por integrar a nuestra hija en la sociedad y dar visibilidad al sindrome de down.
En las escuelas de educación especial o escuelas especializadas, no sólo enseñan las asignaturas troncales adaptadas a ellos de manera individualizada, sino que además, tienen logopedia, psicomotricidad, fisioterapia, autonomía personal (donde les enseñan a abrochar botones, subir cremalleras, manejo del euro), aula hogar(aprenden a hacer la cama, poner la mesa o hacer la compra), educación vial. En algunos centros de educación especial, también hacen actividades como natación, pádel, teatro, hipoterapia, relajación, informática, incluso realizan actividades en común con colegios ordinarios, etc. En definitiva, lo que tratan es de empoderar a las personas .
La escuela de educación especial no sólo se centra en las asignaturas troncales, sino que además, les facilitan los ambientes y las herramientas adecuadas, segun las características de cada niño, para que amplíen sus capacidades, sepan valerse por sí mismos y puedan integrarse mejor en la sociedad.
Durante el Estado de Alarma, se aprobó, en el Congreso de los Diputados, la tramitación parlamentaria de la Ley de Educación de Isabel Celaá poniendo en peligro los colegios de Educación Especial, tal y como los conocemos hoy. Estos pasarían a convertirse en Centros de Recursos. El objetivo de esta Ley sería la inclusión y no el bien superior del menor. Los alumnos de los colegios de educación especial podrían ser transferidos a colegios ordinarios, en contra de la opinión de los padres y, sin contar con los recursos necesarios.
"Los centros de Educación Especial son una de las modalidades posibles para atender a la diversidad del alumnado y una vía legítima para la inclusión. Así, los colegios de Educación Especial son centros específicos y especializados que dan una respuesta personalizada y que garantizan los apoyos necesarios a cada niño, cada niña y cada joven". (Manifiesto Inclusiva Sí, Especial También)
Cuando decidimos llevar a Noa a un colegio de Educación Especial, era porque se adaptaba mejor a sus necesidades. Y es que, al fin y al cabo, ¿quién conoce mejor las necesidades de sus hijos que los propios padres?
¡Debemos defender la Educación Especial! No queremos que conviertan nuestros colegios en Centros de Recursos.
#salvemoslaespecial