Me llamo Jéssica, resido en Sabadell y mi hijo Enzo de 6 años tiene autismo. Notamos que algo pasaba cuando solo tenía un añito, no te miraba a los ojos, no te seguía la mirada como cualquier niño y hasta dejó de comer; buscamos en internet y todos los síntomas coincidían.

Se lo comentamos al médico de cabecera porque él también vio que algo ocurría, nos derivaron y tuvimos que estar un año en espera; las listas de espera son enormes, cuando no debería ser así, estos casos, cuanto antes los cojas, mejor; además no había nadie que nos orientara sobre lo que teníamos que hacer. Durante ese período de tiempo, lo llevamos a logopedia, poco después, nos dijeron que no era la terapia más adecuada para él porque era demasiado pequeño.

Las terapias que te concede la seguridad social son insuficientes, constan de 45 minutos a la semana y una visita al psicólogo y al neurólogo cada seis meses, además, si en esas visitas hablan con los familiares, ese tiempo se lo restan al niño. También cabe decir que, pasados los cuatro años, ya no te cubre nada de esto la seguridad social, te dan una ayuda muy básica para que te busques tú la vida con sus terapias, cuando no cubre ni la mitad de lo que necesitan.

Respecto al colegio, Enzo recibe unas dos horas de refuerzo a la semana en el aula, el resto del tiempo, da clase igual que el resto de compañeros; cierto es, que en su centro hemos tenido suerte, tienen un buen equipo pedagógico y le ayudan bastante.

Necesitamos más ayudas económicas para que estos niños reciban todas las terapias que requieren y que implanten más profesionales de refuerzo en las aulas, porque estos niños pueden ir a un colegio ordinario, pero con un refuerzo que les ayude a desarrollar sus aptitudes y capacidades adecuadamente.