Pregunta para Parlamento de Catalunya
Me llamo Joana y estuve un año y medio en prisión por un error de juventud, ¿cuándo se harán políticas de reinserción laboral efectivas para que nos podamos desprender de la etiqueta de expresos y construir nuestro futuro?
Me llamo Joana y tengo 29 años y en 2011 ingresé un año y medio en prisión. Cometí un grave error por culpa de mi círculo de amistades de entonces: me propusieron viajar a Marruecos para recoger un coche que tenía drogas y traerlo de vuelta a Francia. En un control policial en Barcelona me arrestaron y mi vida cambió por completo al entrar en prisión.
Hace ya una década de esa etapa de mi vida y hace poco decidí contar lo que me pasó en mi canal de YouTube. No quiero normalizar ningún delito pero sí quiero normalizar que cualquier persona puede cometer un error o tener un accidente que le puede llevar a prisión. La cárcel no debería ser el final de una vida, de hecho, uno de los objetivos finales del sistema penitenciario es la reinserción de los presos.
Para que la reinserción sea real y efectiva, para que las personas que hemos pasado por prisión no arrastremos de por vida la etiqueta de ‘expresos’ es necesario que se invierta en políticas de reinserción más ambiciosas, que nos permitan retomar, reorientar nuestras vidas para que podamos recuperar nuestro presente y nuestro futuro sin discriminaciones. En igualdad.
Haber estado en la cárcel no puede ser una marca imborrable en nuestro curriculum. Para que esto cambie, y hablo desde la experiencia, se debe fomentar que los tutores, asistentes sociales y psicológos que trabajan en el sistema penitenciario estudien los casos de cada preso de forma más personalizada.
Cada persona es un mundo, cada una tenemos una historia personal detrás que explica porque hemos acabado cometiendo un error que nos puede llevar a prisión. En mi caso la separación de mis padres me marcó, viví en una familia desestructurada y en la adolescencia no escuchaba a quién debía escuchar. Sin una red de apoyo, sin educación emocional en los colegios y sin salud mental en la adolescencia se propicia que a otras personas les pueda pasar lo que me pasó a mí.
Durante mi etapa en prisión comprendí que si esa red de apoyo social y psicológica no funciona como debería es muy fácil que algunos presos no logren la reinserción, de hecho en algunos casos estar en la cárcel es el primer paso para reincidir. Yo tuve suerte y mi red de apoyo y mi psicólogo me ayudaron mucho a reconstruir mi vida tras estar en la cárcel.
Tras cumplir con mi pena pasé por dos etapas diferenciadas: al principio estuve en una casa de monjas y mis tutores me empezaron a gestionar trabajos de baja cualificación en limpieza. Sin desmerecer estos trabajos, no era lo que yo quería. Tuve que volver a la cárcel unos meses por rechazar un curso de reinserción que no me convenía y al volver a salir decidí que quería construirme mi poco camino sin esconder lo que me había ocurrido y sin tener vergüenza por ello. Me encontré con muchas dificultades al intentar volver al sector de la hostelería porque cuando tienes antecedentes todo se complica.
El sistema de reinserción actualmente se basa en acuerdos entre las instituciones penitenciarias y empresas que reciben subvenciones por dar trabajo a personas que han estado en la cárcel. Este modelo limita mucho nuestra capacidad de crecimiento profesional, parece que estamos condenados a llevar la etiqueta de expresos de por vida.
Yo he conseguido no resignarme al futuro que nos ofrece el sistema como ‘expresos’, no voy a permitir que me defina. He contado con ayuda pero quiero que mi experiencia sirva para visibilizar esta situación que le puede ocurrir a cualquiera. Para que la reinserción laboral y social de las personas que han estado en la cárcel sea una política más ambiciosa a la que se preste mucha más atención e inversión he creado esta iniciativa dirigida a los diputados del Parlament. Si reunimos 500 firmas tendrán que contestarnos así que cuento con vosotros para apoyar y redifundir esta petición. ¡Gracias!