Pregunta para Asamblea de Madrid

Estoy cansado de la precariedad que vivimos día a día los jóvenes ¿Hasta cuándo vamos a aceptar estas condiciones?

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Jorge . Pregunta de Jorge .

Imagen: Sofía Boriosi.

 

Me llamo Jorge, tengo 27 años, soy de Madrid y después de estudiar la carrera de Comunicación Audiovisual y dos másteres, uno de crítica del cine y otro de cine documental, me he cansado de la precariedad laboral a la que nos tenemos que someter día a día los jóvenes. Se nos exige constantemente el “entusiasmo” del que habla Remedios Zafra, para estar mostrando lo que valemos profesionalmente. 

He vivido cuatro años en Barcelona y, tras varias experiencias laborales truncadas, he decido regresar a Madrid. Cuando llegué a Madrid la situación se revirtió, aunque fue igual de precaria porque en lugar de no tener trabajo tenía dos: uno más de mi campo, y otro no tan vinculado a él. He estado trabajando unas 11 horas al día porque necesitaba el dinero para poder pagar la mudanza hasta Madrid y la fianza del alquiler. 

Después de estar unos meses trabajando tantas horas, sumando los desplazamientos de un trabajo a otro, decidí quedarme con el trabajo menos vinculado con lo que estudié. Actualmente, estoy trabajando a media jornada en una librería y es uno de los trabajos donde mejores condiciones he tenido. En este tiempo, y más cuando he buscado trabajo en mi sector, solo he conseguido trabajos precarios, muchos de ellos sin contrato o como falso autónomo. 

Con el paso del tiempo, y con mis experiencias, de lo que me he dado cuenta es del abaratamiento de las condiciones laborales: poco a poco las personas trabajadoras acabamos conformándonos con mucho menos. He sido becario tres veces, y solo he cobrado una vez y una cantidad mínima de 300 euros al mes por 8 horas al día. Creo que llega un punto en el que nos tenemos que negar a ser becarios: primero, porque considero que todas las prácticas tienen que ser pagadas y segundo porque a nivel emocional no puedes estar constantemente menospreciado. Está mal que haya gente trabajando gratis y que encima las empresas te lo vendan constantemente como que estás aprendiendo y que no tienes experiencia. Es un sistema que se ha implantado, las empresas buscan a lo que se refieren como perfiles "juniors", que significa baratos y desesperados. 

Todas estas situaciones lo que generan es que cuando luego encuentras trabajos con condiciones insultantes, acostumbrado a ser becario, acaben no pareciéndote tan mal. Además, en el sector cultural se tiene aceptado y normalizado que se trabaje de manera gratuita porque se considera una vocación. Y, lo peor, es que incluso en estas situaciones laborales precarias cuando intentas reclamar tus derechos se te infantilizan o te hacen sentir que no tienes razón y parece que es la empresa la que te está haciendo un favor. No se tiene conciencia del valor que se requiere para enfrentarte y reclamar tus derechos laborales, es un gran proceso emocional y de autoestima para creer en ti, porque estás en un momento en el que te sientes desilusionado, desmotivado y acomplejado por toda la precariedad vivida. A nivel psicológico esta situación afecta porque empiezas a cuestionarte constantemente si el problema estará en ti o si no estarás haciendo bien tu trabajo. 

Los jóvenes nos vemos obligados a tener que  estar sobreviviendo constantemente con trabajos precarios. Además, esta situación hace que sea muy complicado el poder independizarse, y más en una ciudad como Madrid donde los precios de los alquileres son tan elevados y las condiciones tan exigentes. 

Por ello, con toda mi experiencia laboral vivida en estos años, me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, para que escuchen las necesidades de la gente joven y se olviden de las empresas que es donde parece que ponen toda la atención. Si el Estado está para algo es para ayudar a la gente, y para asegurarnos una vida digna a los y las trabajadoras y a todas las personas jóvenes. Cuando terminé la carrera tenía mucho entusiasmo y muchas energías, pero después de tantas experiencias malas cada vez estoy más desengañando. Están consiguiendo que los jóvenes cada vez tengamos menos ilusión para buscar trabajo o para emprender. Nuestro país está perdiendo talento, porque no nos están escuchando.

 

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