Soy Jorjan Ciprian, un jugador de tenis adaptado en Norte de Santander, un departamento que no reconoce el deporte que practico como tal. Al igual que muchas disciplinas en el país, tanto adaptadas como convencionales, nos enfrentamos a la falta de financiación pública. Pero, en nuestro caso, contamos con un agravante: el tenis adaptado no es reconocido como deporte.

Hoy somos cuatro deportistas que entrenamos con escaso equipamiento, producto de fondos privados que ven nuestro talento. Esto nos ha obligado a cerrarle la puerta a más personas que quieren unírsenos para explotar su potencial, pero, sobre todo, nos ha obligado a cerrarle la oportunidad a niños con capacidades limitadas de movilidad qué ven en el deporte una forma de explorar su potencial y desarrollarse íntegramente.

Para los niños y jóvenes, el deporte significa una oportunidad de superar diversas inseguridades sobre sus cuerpos, pero también es una terapia para mejorar su autoestima y desarrollar relaciones sociales en entornos seguros.

El reconocimiento del tenis adaptado en Norte de Santander significa mucho más que un título, muchas personas con diversas condiciones, en especial niños, encontrarán lugares donde no son distintos y aprenderán de más personas que han enfrentado y superado retos similares. Los beneficios para los pequeños van desde una mejora en su autopercepción hasta el desarrollo de habilidades útiles en su vida diaria, como la fuerza y la capacidad de socializar.

Lo que queremos pedirle al Congreso Nacional es que presione a las instituciones intermedias, como la gobernación y la Federación de Tenis, para que no demoren más el reconocimiento del deporte en el territorio para que los niños puedan incluirse al club.

Les pedimos que nos ayuden a lograr 350 firmas o más en Osoigo.com para que esta petición sea escuchada por el Congreso Nacional y así podamos acercarnos a nuestro primer paso: que los menores vean al tenis adaptado como un deporte oficial.