Pregunta para Asamblea de Madrid
Me golpearon con un bate de béisbol en la calle cuando tenía 17 años. ¿Qué medidas están tomando para luchar contra la LGTBIfobia e impedir que se siga produciendo este tipo de violencia?
Me llamo José Luis y soy de Madrid. No es que desde pequeño supiera que era gay, como les ha ocurrido a muchos, sino que simplemente sentía que era diferente, pero no sabía explicar por qué. No me gustaba jugar a fútbol, prefería jugar con Barbies y bailar canciones de Spice Girls, y por eso me juntaba más con las niñas.
De todos modos, en ningún momento me planteé mi sexualidad, ya que no sentía interés por nadie en concreto. Fue a partir de los 12 años que despertó mi sexualidad y empecé a sentir que me gustaban los chicos. No fue hasta los 14 que lo tuve totalmente claro, ya que me sentía atraído por otros chicos, y a los 15 se lo conté a mi madre.
Aunque nací y vivo ahora en Madrid, yo crecí en las Islas Canarias. Cuando tenía 17 años, vivía en un barrio militar, y en un bloque cerca del mío vivía un chico de mi edad que también era gay. Nos conocimos mientras paseaba a mi perra, y desde entonces fuimos quedando, y finalmente fuimos novios durante un tiempo.
Los vecinos del barrio, que tenían unos 20 años, como me habían visto con él, cada vez que me veían por la calle me gritaban y me insultaban. Un día iba con mi perra y con mi novio, se metieron con él y les respondí. Intentaron atacarnos, pero mi perra se puso a ladrar y no se atrevieron a acercarse más. Me amenazaron diciéndome: “ya saldrás sin perro, y será ahí cuando te partamos la cabeza por maricón”.
Y así fue: a la semana siguiente, iba por la calle, oí a alguien corriendo detrás de mí y, en menos de lo que pudiera reaccionar, sentí un golpe muy fuerte en la cabeza, caí el suelo y perdí el conocimiento. Me desperté rodeado de vecinos y gente hablando, viendo a mi madre llorando y gritando y a mi novio tirado en el suelo y abrazándome. Según un testigo, me habían golpeado con un bate de béisbol.
A partir de esta agresión, tuve que mudarme, ya que mi madre temía por mí. Además, los padres de mi novio no quería que nos siguiéramos viendo, ya que pensaban que yo era una mala influencia para él, y finalmente perdí a mi pareja, a mis amigos, y también perdí la capacidad de salir solo a la calle, ya que tuve agorafobia durante mucho tiempo. Pero lo peor de todo es que llegué a odiarme a mí mismo por ser quien soy.
Hace ya 17 años que ocurrió esto, pero por desgracia a día de hoy seguimos viendo agresiones homófobas, como las que han ocurrido recientemente en Barcelona y en Valencia. No quiero que ningún chico de 17 años pierda su adolescencia, su pareja, sus amigos, o incluso su vida, por unos trogloditas que se sienten con el derecho de agredirle, ni que tenga que ver a sus padres sufrir por ello.
Ante esto, quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea de Madrid, ya que vivo en Madrid y son mis representantes en dicha cámara, para que se tomen medidas para luchar contra la LGTBIfobia desde la raíz. A mí me daba igual la pena que les cayera a mis agresores, yo lo que quería y lo que quiero es que deje de ocurrir.
Por eso, hay que empezar por la educación. Si desde pequeños aprendemos que la sexualidad puede ser diversa, que nos pueden gustar los niños o las niñas, esto ayudará tanto a los niños y niñas LGTBI a conocerse mejor, como al resto para aprender a respetar y a tolerar la diversidad, y así evitar que haya discriminación en el futuro.
Con este escrito también quiero recordar que las personas LGTBI no somos números, ni casos. Tampoco somos un tema de debate donde se negocien nuestros derechos. Somos personas con familias, madres, padres, hermanos, amigos, y no hay derecho a que teman por la seguridad de su ser querido.