Pregunta para Asamblea Regional de Murcia
Como policía y padre de adolescentes, quisiera preguntarles: ¿cuándo darán en los colegios más herramientas e información a padres y madres sobre los peligros en la red a los que se exponen nuestros hijos e hijas?
Me llamo Juan Antonio, soy de Murcia y trabajo como policía local. Tengo dos hijos: uno de casi 14 años y otro de 11, así que están en plena adolescencia. Tanto como policía como padre de adolescentes, estoy muy concienciado sobre los peligros a los que se pueden exponer los y las menores en las redes.
Cuando hablamos de redes sociales, tendemos a pensar en una plataforma digital que conecta “amigos”; nuestra mente recurre simplificar este concepto en determinadas marcas como Facebook, Instagram, TikTok… Pero en realidad cualquier plataforma en la que se pueda interactuar con otras personas ya es una red social en si misma, desde una herramienta para hacer videollamadas hasta un videojuego. Citaré como ejemplos Hangouts de Google, WhatsApp, Fortnite, o Twitch.
Seguramente, el peligro que más tememos padres y madres es el llamado grooming, es decir, personas adultas que se hacen pasar por menores para acceder a sus víctimas, conseguir su confianza y aprovecharse de ellas. Todo esto puede llevar a consecuencias como chantajes, amenazas, extorsión, acoso, abuso, etc. Aunque no menos importante, también hay el sexting o la sextorsión, que no tienen por qué venir de personas “desconocidas”.
Otro tipo de peligro que ocurre más a menudo, pero quizá no le damos tanta importancia, es el ciberacoso. Antes el acoso escolar se daba solo en horas lectivas, de lunes a viernes, pero ahora se puede dar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto puede dar cabida a la sensación por parte de la comunidad educativa de que son conflictos que se dan fuera del centro y que no son de su competencia, pero al fin y al cabo es demasiado frecuente que estos sucesos se den entre compañeros y alumnos del mismo centro.
En no pocas ocasiones, los adultos tenemos la tendencia a malinterpretar un mensaje de chat y con ello tener algún conflicto; entre adolescentes el mundo se magnifica, se le da extrema importancia a asuntos triviales y surgen estas interpretaciones sesgadas que, unidas a la carencia de recursos lingüísticos y emocionales, son como una olla a presión a punto de estallar.
En mi experiencia personal y por supuesto profesional, he observado una falta de conciencia entre padres y madres. Parafraseando a otros compañeros, “dar a un niño o un adolescente un terminal informático sin control es como dejarles el coche o un arma de fuego”. ¿Dejaríamos el coche a un adolescente?
Muchos padres y madres ignoran estas realidades, piensan que a sus hijos o hijas nunca les podría ocurrir nada de todo eso. Se tiene el concepto de que como están en casa, están seguros. Subestimamos lo virtual, como si no fuera real, y sin embargo todas las consecuencias que puede haber sí son reales: baja autoestima, abusos sexuales, suplantación de identidad, problemas de salud mental, fobia social y, en los peores casos, suicidio.
Con esto quiero decir que padres y madres debemos concienciarnos sobre el uso que hacen de las tecnologías de la información, ya que los menores pueden asumir distintos roles en este mundo virtual, desde víctimas a verdugos, o meros espectadores, lo que no los convierte en “inocentes”.
Ante esto, quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea Regional de Murcia, ya que soy de Murcia y son mis representantes en dicha cámara, para que abran los ojos ante esta realidad y se impulsen acciones desde los centros educativos a fin de que se dé más información y herramientas a padres y madres del alumnado sobre los peligros en la red. Así podrán saber cómo actuar para prevenir y ayudar a sus hijos e hijas siempre que haya algún problema.
Por supuesto, las redes sociales pueden servir para cosas muy buenas: nos acercan, aprendemos idiomas, podemos conocer a gente nueva… Pero también debemos conocer su parte negativa. Está en nuestras manos, padres, madres y profesorado, ser conscientes de todo ello para prevenir, concienciar y acompañar a los y las adolescentes.