El arte del autocultivo une a las familias en la actividad de sembrar y mantener una huerta casera, despierta en los niños la fascinación por la vida, despierta la consciencia de la seguridad alimentaria y genera gratificación a la hora de cosechar y consumir lo que hemos mantenido durante meses. Además de implementar un estilo de vida saludable, hábitos como el reciclaje, fomentar la creatividad y la unión familiar. 

¡Hola! Soy Juanita Rodríguez, tengo 40 años y resido en la ciudad de Tunja, Boyacá. Actualmente soy la directora de Huerto en Casa Colombia.

Comencé hace 7 años con mis propias lechugas ya que mi trabajo como fotógrafa en gastronomía me abrió la posibilidad de experimentar con la siembra de mis propios vegetales para fines publicitarios. 

Experimenté y compartí con varios colegas huerteros la mejor forma de fabricar sustratos especiales para el éxito del cultivo. Cuando me di cuenta ya tenía mi terraza llena de tomates, remolachas, zanahorias y hasta papas criollas, había descubierto una nueva y adictiva vocación.

Cuando comenzó la crisis sanitaria a comienzos del 2020, suspendió mi trabajo como fotógrafa. Por lo tanto, el tiempo libre, sumado al desesperante encierro de cuarentenas no hizo más que incrementar mi pasión por el autocultivo, al punto de compartir mi experiencia con el mundo, es entonces cuando decido comenzar el proyecto Huerto en Casa Colombia. 

Me asocié con ingeniero agrónomo de la ciudad de Tunja, le propuse a mi esposo que me ayudara con el desarrollo web y con el visto bueno de ambos, armé mi primer kit de cultivo. Este tenía 12 plántulas de hortalizas, tres paquetes de sustrato armados con mis años de experiencia, 12 vasos pequeños de cartón biodegradables y 12 etiquetas para que la persona principiante en el tema no confundiera sus plantas y de paso recordará la fecha de siembra y la cotejara con la fecha de trasplante. 

Le tome fotos, diseñe mi propio empaque a mano y luego comencé a compartir la foto con la descripción de su contenido en grupos locales de Facebook e instagram y en cuestión de pocas horas los curiosos preguntaban ¿De verdad puedo sembrar eso en mi balcón? ¿y si se me mueren las maticas? De esta manera decidí ofrecer el acompañamiento vía WhatsApp sin costo a los Neo-huerteros. 

Al día de hoy ya han pasado 17 meses del inicio de este bello proyecto y nos acercamos a los 3000 kits enviados a diferentes rincones del país. Contamos con 6 kits diferentes para casa, apartamentos, incluso oficinas y para todos los bolsillos, con el objetivo de llevar el mensaje de la importancia de la seguridad alimentaria, la cuestión del dinero es algo en segundo plano. 

Uno de nuestros límites es la dificultad de crecer y llegar a cada rinconcito del país por cuestiones logísticas. Las plántulas son seres vivos que requieren de unas condiciones mínimas para sobrevivir a un viaje, con un tiempo máximo de 6 días en el mejor de los casos, pero hay municipios aparados que llegan en 10 días, llegando bastante maltratados y con las plantas secas siendo esto muy triste.

A pesar de estos problemas, seguimos despertando el entusiasmo y la fascinación en familias, en niños y niñas por el cuidado de las plantas, del planeta y de tener un saludable estilo de vida. 

Por esta razón quiero lanzar esta petición, para que estos procesos de producción, cuidado y conocimiento de la tierra pueda hacerse para generar un mayor impacto llegando a colegios, escuelas y barrios; de modo que el alcance de esta propuesta no se limite a ámbitos familiares y corporativos, sino a comunidades que pueden unirse para aprovechar zonas comunes como jardines ornamentales para crear proyectos productivos autosostenibles que establezcan los beneficios de la madre tierra. 

¡Apóyanos para seguir generando nuevas oportunidades para el aprendizaje y el cuidado por el planeta desde nuestros hogares!