La salud mental es tan importante como la física, ¿cuándo se tratará de la misma manera desde la sanidad pública?

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Mi nombre es Júlia y cuando tenía solo 17 años me diagnosticaron un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). No fui consciente de la gravedad del asunto hasta que con ayuda de mi familia ingresé en un centro de día. Pude hacerlo porque mi padre puso todo su empeño en encontrar a los profesionales adecuados para que me ayudasen a mejorar, pero soy consciente de que hay mucha gente que no podría pagarlo, ¿cuándo tratarán de la misma manera la salud mental que la física desde la sanidad pública?

Empecé a obsesionarme con mi físico en el año 2017, pero realmente todo comenzó mucho antes, debido a comentarios despectivos que había recibido sobre mi cuerpo. Esto va calando poco a poco en ti hasta que pierdes el control. Comencé haciendo deporte y comiendo más sano. En principio mi objetivo era perder tres kilos, pero pronto se convirtieron en diez, doce y hasta quince. 

Entré en un centro ITA (especialistas en salud mental), allí fue donde me diagnosticaron con anorexia nerviosa. Acudía allí algunas horas, hacía terapia grupal e individual y me ayudaban a controlar la cantidad y el tipo de comida que tenía que ingerir. Como no mejoraba, me ingresaron en un hospital 24 horas, llegué a estar allí dentro un año entero en el que mi vida cambio por completo. 

Mi familia ha gastado mucho dinero en estos ingresos para que yo pudiera recuperarme. Me parece indignante que desde la sanidad pública no ofrezcan una atención gratuita y de calidad para este tipo de problemas. Parece que la salud mental importe menos que la física cuando no debería de ser así. Si tienes una operación de urgencia parece impensable que te la cancelen y retrasen continuamente, pero si, de lo contrario, tienes una urgencia en salud mental suelen ofrecerte lo mínimo para estabilizarte y después te mandan para casa. 

Es cierto que tras la pandemia se ha empezado a hablar más que nunca sobre salud mental. Son muchas las influencers que a través de sus redes sociales dan voz a este tema, pero antes de la Covid-19 si ibas al psicólogo la gente consideraba que estabas “loca”. En cuanto a los problemas con el físico y la alimentación creo que todavía hay un tabú enorme. Muchas veces me he sentido incómoda explicando que iba a terapia en un centro de día. La gente me acosaba con miles de preguntas y hacían que me sintiera peor. 

A pesar del beneficio que pueden tener las redes sociales en cuanto a dar visibilidad a estos problemas, creo que también puede ser un factor potencial de los mismos. Al final entras en Instagram, Twitter o TikTok y solo ves fotos retocadas, cuerpos de gimnasio y una relación con la comida que no es sana. 

Es hora de normalizar los problemas de salud mental. Miles de personas pasan por este tipo de trastornos debido a los estereotipos socialmente aceptados y la cultura de las dietas. Para prevenirlo hay que hablar de ello. Todo esto puede anularte como persona hasta el punto de no saber quién eres realmente. Yo misma no me reconocía, ni siquiera sabía qué era lo que realmente me gustaba o mis cualidades favoritas, me miraba a mí misma como una extraña. 

Cuando empiezas a trabajar tu mente te das cuenta de lo peligrosa que puede ser a veces. Lo más duro ha sido ver como las personas de mi alrededor sufrían por mi estado mientras que yo pensaba que estaba bien. Han sido años difíciles, pero he aprendido muchas cosas. Puedo decir que las experiencias vividas me han hecho adquirir una madurez enorme. Desde aquí me gustaría mandar fuerza a todas esas personas que sufren una enfermedad de salud mental o conocen a alguien que la esté pasando. Solo con vuestra presencia y cariño podéis ayudar mucho a esas personas. 

Firma para mejorar la atención en salud mental y acabar con el estigma. Entre todos podemos conseguirlo. 

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