Mi nombre es Karina, soy de Zaragoza, tengo 31 años y padezco Artritis Reumatoide, una enfermedad autoinmune que afecta a mis articulaciones. Durante un tiempo me negué a hablar sobre ello, pero considero que es esencial visibilizar esta enfermedad para que se conozca la situación de las personas que la padecemos.

Empecé a notar síntomas ya desde el año 2015, cuando tenía una contractura en el cuello y mucho dolor en los dedos y las articulaciones. Al principio lo pasaba a base de ibuprofeno o paracetamol, hasta que un día no pude levantarme de la cama. 

Después de varias visitas a médicos, fue en 2018 cuando me diagnosticaron la Artritis Reumatoide, una enfermedad autoinmune y crónica que me acompañaría durante el resto de mis días. El doctor me dijo que la enfermedad estaba avanzada y que se podía tratar, pero que debía ser consciente de que llegaría un momento en que mi vida se vería limitada. 

A nivel psicológico la enfermedad es un golpe muy duro. Yo soy una persona muy activa, y llega un momento en que ya no puedes hacer lo que hacías antes. Cuando tienes brotes, que pueden durar incluso meses, sientes un dolor tan fuerte que no puedes ni coger el móvil. Te sientes muy impotente ante ello. Además, se trata de una enfermedad invisible, ya que muchas personas ven que estás bien y no terminan de creerte. 

Gracias a mi profesión como militar, la Armada Española puede cubrir parte de mi tratamiento y yo cubrir el resto. El tratamiento tiene un coste elevado, por lo que soy consciente de mi privilegio. 

Sin embargo, pienso en todas esas personas que también padecen Artritis Reumatoide, incluso en estados más avanzados, y no se lo pueden permitir el tratamiento. Siento que no es justo que muchas personas se vean obligadas a dejar avanzar la enfermedad hasta consumirlos por el mero hecho de no poder costearse un tratamiento tan caro. 

Considero que la Seguridad Social debería de cubrir un parte del tratamiento de la Artritis Reumatoide. Se trata de una enfermedad crónica, y con un tratamiento muy caro. Nadie debería de no tener opción a poder curarse y tener una vida digna. Se trata de justicia.

Por este motivo, siendo de Zaragoza, me dirijo a los políticos de las Cortes de Aragón para que tengan en cuenta esta situación y garanticen el tratamiento a las personas que padecemos Artritis Reumatoide.