Mi nombre es Kelly, tengo 19 años y he sufrido acoso escolar desde los seis. Siempre se han metido conmigo debido a mi físico, entre otras razones. Desde pequeña me sentía la más "gordita" de mis amigas. Algo que en principio no me acomplejaba acabó calando en lo más profundo de mi subconsciente hasta creer que de verdad pesaba demasiado y por ello nunca nadie me querría.  

Mi peor etapa fue la del instituto. Entré en un centro en el que ya todos se conocían y me convertí en la nueva. No me importaba ser la nueva o tener menos amigos. Lo que realmente se volvió insoportable fue el acoso constante que recibí. Se metían conmigo en el colegio y a través de las redes. Incluso me insultaban en el grupo de WhatsApp que teníamos para consultar cosas de clase.  

Un día un grupo de chicos y chicas me acorralaron en el recreo, me rodearon y empezaron a insultarme y a burlarse de mi aspecto por mis rasgos asiáticos y por mi peso. Incluso me amenazaron para que no dijera nada en casa. 

El curso de tercero de la ESO me destrozó. Fue en el verano de segundo a tercero en el que empecé a tener una visión distorsionada de mi propio cuerpo. Todo empezó porque un día viendo vídeos en Internet me crucé con la página de Ana y Mia -un blog que hace apología de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), en el que chicas muy jóvenes se dan “consejos” unas a otras sobre como adelgazar más rápido o como vomitar sin que nadie se dé cuenta-. En la página te prometían que nunca más tendrías problemas por “estar gorda”, que nadie se volvería a meter contigo y que si seguías esos consejos te convertirías en "una princesa".  

Mi único objetivo era adelgazar para que nadie se volviera a meter conmigo por mi físico, pensaba que si bajaba de peso me dejarían tranquila así que empecé a seguir los consejos de aquel blog. Al principio me daba algo de miedo, pero pronto vi que realmente estaba adelgazando y empezó a gustarme. Ver los números bajar en la báscula producía en mí una sensación indescriptible, aunque nunca era suficiente para verme bien. En dos meses y medio pasé de pesar 70 kilos a unos 48 kilos. Y seguí bajando hasta que ingresé en el hospital, ellos no me dejaban bajar de peso demasiado. 

Cada vez quería verme más delgada. Empecé a restringir alimentos y a castigarme cuando comía. Me autolesionaba porque sentía que no estaba haciendo el suficiente esfuerzo para llegar a mi objetivo, un objetivo realmente inexistente porque por mucho que bajara de peso nunca llegaba a estar satisfecha.  

Ese mismo año llegué a tener varios intentos de suicidio (algo que solo mi familia sabía, hasta ahora). Nunca he querido quitarme la vida, pero la frustración por ver que seguían metiéndose conmigo a pesar del esfuerzo que hacía por adelgazar hizo que quisiera evadirme de todo.  

Actualmente sigo en tratamiento, he tenido recaídas  y aunque tengo un peso sano, no lo he superado mentalmente, sigo contando calorías, me veo gorda, me peso, sigo queriendo bajar de peso y  sigo atada a un número para intentar cumplir los cánones de belleza socialmente aceptados. 

Durante estos años he tenido varios diagnósticos erróneos, como la Bulimia o el Trastorno Adaptativo. Actualmente estoy entre la Anorexia y el Trastorno por Atracón. Este diagnóstico final me lo dieron a los 19. Llevo ya casi seis años arrastrando esto. No fui consciente hasta que me vi en el hospital a punto de alimentarme con una sonda a los 14. Entonces piensas “¿hasta dónde he llegado por complacer a los demás?”. 

Creo que la gente no es consciente del daño que provoca un TCA. Hay que trabajar para prevenirlos antes de que sea demasiado tarde. Saber aprender a identificarlo y tratarlo como es debido es esencial para la recuperación. Por eso quiero dirigirme a la Asamblea Regional de Murcia para pedir que se implementen charlas y talleres de concienciación en los institutos, no solo dirigidas a las personas que pueden estar en riesgo de padecer un TCA sino también para la gente de su alrededor. Porque saber como tratar a una persona con un problema de salud mental como este es esencial para ayudarle a recuperar su autoestima.