Pregunta para Cortes Valencianas
En adiTEA acompañamos a los niños con TEA y sus familias en aquellas necesidades que puedan surgir en el día a día. No podemos permitir que se olviden de ellos cuando alcanzan la edad adulta
Me llamo Laura Escolano, soy psicóloga y directora de adiTEA; un centro privado donde atendemos a la diversidad a lo largo de la infancia y adolescencia y, concretamente, estamos especializados en TEA. Nuestra labor consiste en acompañar a los niños y a sus familias en todas aquellas necesidades o retos que puedan surgir en su día a día. No concebimos únicamente el “trabajo” con el niño, sino abordar todo el entorno que le rodea (colegio, familia, ocio, salud…). En nuestro día a día nos encontramos infinidad de barreras que dificultan la accesibilidad cognitiva, comprensión y participación de las personas con diversidad funcional, por lo que consideramos imprescindible la concienciación y la eliminación de estas barreras que hacen el entorno discapacitante para muchas personas. Se atribuye la discapacidad a la persona y en muchas ocasiones es el entorno el que resulta limitante e impide un acceso que realmente sea inclusivo.
Si hablamos de adiTEA, somos un centro privado que no recibe apoyo económico de ningún tipo. Son las familias quienes abonan nuestros servicios cuando dejan de recibir intervención desde Atención Temprana y, en ocasiones, con la beca de NEE cubren parte de la intervención anual. No obstante, el importe que reciben suele ser insuficiente para cubrir el acompañamiento que necesitan. Un claro ejemplo de esto, es que la figura del Terapeuta Ocupacional, no está contemplada dentro de esta ayuda, siendo un área imprescindible para las personas con diversidad funcional y especialmente para las personas con Autismo, para dotarles de autonomía, acompañarlos en las actividades de la vida diaria y dotarles de herramientas para la regulación, debido a sus dificultades en integración sensorial.
Otro gran problema al que nos enfrentamos, es a dónde derivar y orientar a las familias cuando sus hijos alcanzan los 21 años. Existen pocos centros que puedan atenderlos, con largas listas de espera o con precios que las familias no pueden costear.
Necesitamos visibilizar esta situación, no podemos olvidarnos de estas personas cuando llegan a la adolescencia o adultez, como si su condición desapareciera, y dejar de atender las necesidades que presenta la persona y su familia. Las necesidades van variando y debemos hacer un acompañamiento durante todo el ciclo vital.
Encontramos muchos adultos con autismo con gran ansiedad debido a la falta de comprensión por parte de la sociedad, el nivel de exigencia y la infinidad de barreras del entorno a las que se enfrentan día a día.
Necesitamos INCLUSIÓN real desde la infancia, no solo para permitir la participación y las oportunidades de aprendizaje de las personas con diversidad, sino también para dar visibilidad a la a otras formas de relacionarse, procesar y entender el mundo. Entender, aceptar y conocer esto enriquece nuestra sociedad.