Me llamo Laura y he superado un cáncer de mama.

Cuando tenía 35 años, un mes después de acudir a mi revisión ginecológica, me noté un pequeño bulto en el pecho. De entrada, como los resultados del chequeo habían sido normales, no le di demasiada importancia. 

Pasados dos meses el bulto había crecido, por lo que decidí volver a consulta. Tras palparme me solicitaron una ecografía y una mamografía y, a continuación, una biopsia. Tres semanas más tarde me confirmaron que padecía cáncer de mama. Durante la espera de los resultados ya me fui haciendo a la idea del posible diagnóstico y gracias al apoyo de mi entorno lo asumí con entereza y confianza en mi curación.

Ya con mi diagnóstico, lo primero que me ofrecieron fue conservar óvulos pues la quimioterapia afectaría a mi fertilidad; y me realizaron el test genético para identificar si mi cáncer es hereditario. A continuación participé en un estudio sobre el cáncer HER3 en mujeres jóvenes, en el que me administraron un ciclo de inmunoterapia, y después, empecé con el tratamiento de quimioterapia convencional. 

Tras los meses de quimioterapia me practicaron una tumorectomía y, por último, recibí las sesiones de radiorerapia. A día de hoy el tumor ya no está y estoy siguiendo el tratamiento hormonal preventivo de los cinco años.

En mi caso, el peor momento llegó cuando la enfermedad había desaparecido y me enfrenté al tratamiento hormonal y sus efectos secundarios, pues mi cuerpo y mi mente ya habían sufrido mucho. Tuve una bajada emocional muy fuerte y mucho malestar físico. 

Aunque me gustaría destacar la excelente atención recibida por parte de los profesionales del Hospital Vall d’Hebron, considero que faltan recursos de ayuda psicológica, pues cuando la solicité la espera era dos meses.

Por ello, con esta iniciativa pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación del cáncer y al apoyo psicológico de los pacientes y sus familiares, pues la realidad a la que nos enfrentamos es muy difícil de gestionar sin apoyo.