Soy Laura la mamá de Sandro, un niño de seis años, muy guapo, con el pelo largo y que tiene autismo.

El autismo es algo que en numerosas ocasiones pasa desapercibido. La gente tiende a pensar que mi hijo es un niño problemático o mal educado e intentar darle una lección mientras estamos en una tienda o por la calle. Pero mi hijo se está comportando de esa manera por diferentes estímulos y estrés que ha sufrido durante el día. 
 

Esto suele sucederme a menudo con las personas mayores que en más de una ocasión han intentado decirle a mi hijo que se comporte de mejor forma. La última vez ha sucedió en la frutería. Mi hijo estaba estresado por ser su primer día de colegio después de Semana Santa. El colegio le gusta pero son muchos estímulos para él. Por eso, ese día estaba irritable y teniendo ecolalias (repitiendo frases que ha oído anteriormente). 

Estaba trasteando por la tienda y al intentar pasar al lado de una mujer, esta le agarra y le dice que por ahí no puede pasar. Yo la contesto que mi hijo tiene autismo y que no va a escucharla, no va a hacer caso. 
 

Sobre todo las personas mayores no entienden bien que haya niños con autismo que tienen unas necesidades y unas capacidades emocionales diferentes. Para ellos, en su época esto no existía, solo eran niños que daban problemas. Por eso es muy importante sensibilizar a la población sobre el autismo.

Porque las madres y padres de niños con autismo siempre intentamos que ellos se adecuen y se amolden a lo que la sociedad les exige pero, ¿por qué no se amolda la sociedad a ellos?