Las profesionales de la sexología sufrimos ciberacoso sexual de forma recurrente, especialmente si somos activas en redes sociales. ¿Cuándo se tomarán más medidas para prevenir y perseguir el ciberacoso sexual?
Somos Laura y María, vivimos en Cantabria y Alicante, respectivamente, y ambas somos psicólogas especializadas en sexología. Para nosotras, es importante divulgar contenido sobre sexualidad, ya que lamentablemente sigue habiendo mucho desconocimiento y mucha falta de educación sexual. Por eso somos muy activas en redes sociales y compartimos información y consejos que puedan ser de utilidad para la ciudadanía.
El problema principal que tenemos las sexólogas, especialmente las que somos más activas en redes sociales, es el ciberacoso sexual que sufrimos a menudo. Las dos hemos recibido mensajes de todo tipo: pidiéndonos sexo, mandándonos fotos o vídeos de sus penes, o incluso con llamadas o videollamadas sin ningún preaviso.
La única vez que decidí denunciar (Laura) fue por un hombre que me llamó al teléfono para pedir cita. Al poco rato, me di cuenta de que se estaba masturbando mientras hablaba conmigo. Le dije que mi consulta y mi trabajo no tiene nada que ver con todo esto, que si realmente tenía un problema tenía que coger cita, y le colgué. Me volvió a llamar y no se lo cogí, y entonces me envió un vídeo suyo por WhatsApp.
Fui a poner la denuncia y, sinceramente, no sé si fue peor esta situación o la otra. Desde allí me dijeron que, por el tipo de trabajo que hago y el contenido que comparto en redes, me exponía a todo esto, justificando el acoso y, una vez más, culpabilizando a la víctima. Seguí adelante con la denuncia, pero finalmente no llegó a nada.
También recuerdo que me dijeron que, para que se considerara delito, en lugar de bloquearle, podía dejar que llamara de forma repetida, pero habría sido muy molesto para mí y no quería llegar a este límite.
El problema que vemos es que tanto el acoso sexual como el ciberacoso están amparados por la ley, pero de forma poco clara y bastante ambigua. Por eso creemos que, para frenar el ciberacoso sexual que sufrimos tanto profesionales de la sexología como mujeres de otros ámbitos, e incluso niñas y adolescentes, se deberían reformular las leyes contra el acoso sexual y el ciberacoso, con medidas más concretas y más contundentes.
Otro problema que me comentó un perito judicial (María) es que en la policía no hay suficientes recursos para abordar estos casos. Los servicios están tan saturados que deben priorizar otros asuntos más graves o urgentes, como acoso a menores o amenazas. Por eso también debería haber más recursos, para así frenar el ciberacoso antes de que se vuelva más grave.
Por supuesto, también es importante trabajar en la prevención, por ejemplo concienciando sobre este tipo de acoso y, en nuestro caso, también dando a conocer nuestro trabajo, ya que vemos que hay bastante confusión, muchas veces por desconocimiento. Aun así, creemos que el primer paso es abordarlo por la vía legal, es la única forma de impedir que siga habiendo ciberacoso con total impunidad.