Pregunta para Eusko Legebiltzarra
La pirotecnia afecta gravemente a la salud de animales y niños. ¿Cuándo se va a regular de una manera efectiva?
Mi nombre es Leyre, soy madre de una niña de cuatro años y desde hace seis criamos juntas a Judas, un perrito que adoptamos cuando tenía solo dos meses de edad. El uso normalizado de los petardos o fuegos artificiales en bodas, cumpleaños, fiestas locales o navidades afecta gravemente a la salud de nuestra familia. ¿Cuándo va a actuar el Gobierno para regularizar su uso de una manera eficiente?
En otros países como, por ejemplo, Italia, ya han empezado a hacer uso de la pirotecnia silenciosa. Creo que es una de las medidas más eficaces para poder paliar los efectos que el ruido de los petardos y otro tipo de pirotecnia provoca en niños, niñas y animales. Tenemos delante de nosotros una solución factible y real, esto va de renovarse o morir.
Nosotras lo hemos pasado muy mal por las reacciones de Judas. Por suerte, el perro se paraliza, y digo “suerte” porque conozco casos en los que otros perros lo sufren de una manera mucho más intensa y dura. Estos ruidos acaban provocando para algunos animales la muerte, debido a ataques de corazón, epilepsia o atropellos. Muchos perros se asustan tanto que salen corriendo y sus dueños nunca llegan a encontrarlos.
A raíz de esto, mi hija también les ha cogido miedo a estos ruidos. Sobre todo, porque ve que su perro lo pasa realmente mal. Se le entumece el cuerpo y sus patas quedan totalmente tiesas.
La temporada navideña es con diferencia la peor de todas. Una vez dan las vacaciones en colegios e institutos, los niños, niñas y adolescentes salen a tirar petardos por cualquier calle sin mirar a quién pueden estar dañando. Todo esto tanto sin la supervisión de sus padres como con ella.
Es ahí donde empieza la batalla de muchos de nosotros, que acabamos buscando paseos tranquilos y apartados del centro de la ciudad, evitando todo tipo de calle con bares o incluso algunos parques en los que niños tiran cualquier tipo de petardo sin control alguno.
En Noche Vieja no podemos ir a cenar ningún sitio. Cada 31 de diciembre a las 00.00 h nos refugiamos en el baño y esperamos a que se cansen de tirar petardos. La gente se escuda en que es tradición, pero yo creo que deberíamos de aprender a tener consideración con las personas y animales que tenemos a nuestro alrededor.
Debemos tener en cuenta que, todo esto no afecta solo a los animales, algunos niños y niñas también lo pasan realmente mal, sobre todo aquellos con espectro autista y otros trastornos similares como la fonobia (miedo a escuchar ciertos sonidos fuertes) o la hiperacusia (excesiva sensibilidad del oído a los ruidos fuertes). El ruido de la pirotecnia genera un alto nivel de ansiedad y estrés en estos niños, que pueden llegar a autolesionarse o incluso presentar convulsiones.
Por todo esto me dirijo hoy al Parlamento Vasco para pedir que tome medidas y regule el uso de los petardos y otro tipo de pirotecnia que afecte a la salud de niños, niñas y animales que acaban sufriendo graves secuelas por culpa de estos ruidos.