Pregunta para Congreso de la República del Perú
¿Por qué no se exige a las empresas de seguro privados el incluir en su cobertura la atención de salud mental?
Mi nombre es Lucía Herrera, soy abogada y directora de comunicaciones en una ONG ambiental, donde veo el manejo de redes y la preparación de material para los talleres de educación ambiental que tenemos implementados. En 2014, me diagnosticaron con Trastorno Límite de Personalidad (TLP) y desde entonces vengo buscando diferentes tipos de terapias para encontrar el tratamiento idóneo. Además, desde hace algún tiempo, trato de difundir información que contribuya a derribar los estigmas que hay en torno a la salud mental y su prevención.
Al principio, fue complicado dar a conocer mi diagnóstico. Cuando empecé mi vida profesional, la forma de escapar de mi inestabilidad emocional era a través del trabajo. No tomaba pastillas, no iba a terapia, así hasta que las crisis se volvieron más recurrentes. En un momento, cuando yo había ganado un poco de reputación laboral, sentí que era el momento de comentarlo con mi entorno.
Esta situación me hizo pensar mucho sobre la reacción de la gente cuando se le hace conocer que uno tiene una condición mental. Yo misma terminaba formando parte del sistema: ¿De qué forma podía evitar que siga sucediendo si yo misma lo avalaba? Empecé a hablar con mis colegas del trabajo. Ellos lo dudaban, porque “me veían súper bien”. Eso ya era un estereotipo, pero al menos pude empezar a comentarlo y a sensibilizar a las personas, con especial atención en mi familia.
¿Por qué pasaba esto? En el colegio, que constituye la primera escala de la educación, no nos enseñan la importancia de la salud mental ni mucho menos a regular nuestras emociones y que nos podemos ver desbordados por ellas. Un diagnóstico no es algo que te define, solo nos ayuda a identificar qué es lo que te va a ayudar en el tratamiento. Es por esto que también decidí abrir un espacio para contar respecto a mi diagnóstico y la desregulación emocional en general. La respuesta ha sido la sorpresa. La gente no se imagina que estás lidiando con eso día a día. También he querido establecer redes de soporte. Muchas personas me escriben contándome sus experiencias. Uno se siente acompañado, siente empatía. Simplemente el sentirse escuchado y entendido ayuda mucho para que no desencadene una crisis.
Me he enfrentado a muchas situaciones desagradables, siendo una de las más importantes el difícil acceso a una atención de salud mental de calidad. Las atenciones son muy caras, además que tenemos que lidiar con un sistema extremadamente burocrático en el Sistema Integral de Salud (SIS). En los centros de salud mental comunitarios, que cobran precios accesibles, pero que también nos ponen muchos pasos para poder llegar a atendernos. No se toma en cuenta que ya el reconocer que se necesita ayuda es un gran paso para nosotros, y nos siguen poniendo trabas.
Cuando tienes mejores posibilidades y puedes acceder a un seguro privado, también es difícil encontrar un profesional con el que te sientas bien y no juzgado. Yo misma he pasado por un gran número de psicólogos y psiquiatras. Me he entrevistado con unas 20 personas, pero solo 3 o 4 son con las que me he sentido realmente escuchada. Además, existen muchos problemas por parte de la atención y la medicación, que es costosa. A mi me gustaría que se cumpla con lo que dice la Ley de Salud Mental, que se cumpla con la cobertura en salud mental por parte de los seguros privados. Mis compañeras también han tenido problemas en el acceso de salud privada, han solicitado atención y, incluso siendo privado, les ponen muchas trabas. ¿Quién no quisiera atenderse en una clínica? Yo he tenido la necesidad de pagarme una prima. Cuando me ha tocado buscar, ninguno tenía cobertura en salud mental, a pesar de que existe la legislación respectiva.
Con esto ya están enviando un mensaje con que el tema de salud mental no es algo esencial para estos seguros y no ayuda en el trabajo que hacemos para desestigmatizar las condiciones mentales. Es por eso que hoy quiero empezar esta campaña junto a Osoigo Perú para acabar con estos aspectos que no nos ayudan a eliminar los estereotipos y que, por el contrario, agudiza la situación en la que nos encontramos.
Para ayudarme, solo necesito una firma. Si esta campaña llega a recolectar 300 firmas, las autoridades peruanas tendrán que escucharme y hacer cumplir con lo estipulado en la Ley de Salud Mental. Solo tienes que dar click en “APOYAR” y difundir la campaña con tus contactos de todas las redes sociales. Ayúdame a detener los estereotipos y mejorar la atención en salud mental de todos los peruanos y peruanas.