Pregunta para Cortes Valencianas
Sufrí bullying por ser mujer y cursar un módulo de electromecánica. ¿Cuándo se va a cortar el problema del acoso desde la raíz?
Mi nombre es Lucía, tengo 27 años y he sufrido acoso escolar prácticamente durante toda mi etapa educativa. Cuando acabé mis estudios de educación obligatoria decidí estudiar un módulo de electromecánica de vehículos. Era la única chica de toda la clase y fui discriminada por ello, tanto por mis compañeros como por el equipo docente.
Creo que el bullying está más que tapado por los jefes de estudio y directores de los centros porque es más fácil lavarse las manos que intentar ayudar a la víctima. ¿Por qué no cortamos el problema de raíz? Si hay una queja por acoso escolar se debe investigar cuanto antes.
Cuando empecé el instituto comenzó la pesadilla. Cursé tanto la ESO como el ciclo de formación profesional en el IES Joan Fuster de Sueca y el trato que recibí por parte del equipo docente fue pésimo. A pesar de saber que yo tenía una situación complicada en casa, nadie adoptó medidas contra el acoso escolar que denuncié. Debido a la indiferencia del centro el acoso cada vez fue a más. Empezó por insultos y burlas, siguió por cuchicheos y empujones y terminó en palizas.
Se metían conmigo por mi forma de vestir o por no poder comprar los libros escolares, en definitiva, por tener menos recursos económicos que el resto. Mis padres nunca estaban en casa y cuando estaban la situación era insostenible por lo que llegó un momento en el que no me sentía segura ni en mi casa ni en el instituto.
En el centro siempre miraron hacia otro lado. Se justificaban en el “son cosas de niños”, hacían oídos sordos cuándo algo pasaba después de haber sonado el timbre que indica el final de las clases y se tapaban los ojos con las agresiones que ocurrían dentro del aula.
Cuando conseguí acabar el instituto, el orientador me recomendó entrar en el ciclo de electromecánica. Me dijo que allí eran muy inclusivos y que tenía que quitarme la idea de que eso era una cosa solo para hombres. Sin embargo, sus afirmaciones estaban muy lejos de la realidad, ya que desde que llegué no paré de recibir un trato discriminatorio tanto por parte de mis compañeros como del equipo docente. Un profesor incluso me llegó a decir que “no quería chicas en su clase” y que “me lo iba a poner muy difícil”.
Los compañeros se burlaban continuamente de mí. Me decían que me fuera “a fregar” que era lo único que podía hacer y aun así la castigada era yo por contestarles. Tampoco me dejaron ir a la Feria del Automóvil de Barcelona. Me dijeron que ya habían cubierto todas las plazas cuando eran poco más de la mitad. Y así continuamente, hasta que decidí dejarlo.
La presión pudo conmigo, los profesores no me lo ponían fácil para aprobar y las prácticas tampoco fueron mejor. Muchos talleres oficiales como el de la marca Ford o el de Seat me rechazaron por ser una chica. Cuando llegaba se asombraban de que el centro hubiera mandado a una mujer para hacer las prácticas y siempre ponían una excusa para rechazarme. De repente, no había trabajo suficiente para mí o ya habían cubierto las plazas. El centro tampoco hizo nada para ayudarme.
El único profesor que me apoyó durante esta etapa fue Ferran, que por aquel entonces me daba clase de ‘Sistemas de Confort’. Esta persona no permitía las faltas de respeto dentro de sus clases, gracias a él pude terminar el segundo curso.
Intenté llevar el caso a Conselleria de Educación, pero el instituto enseguida me frenó los pies. En aquel momento yo no tenía ningún apoyo, mi situación era difícil tanto en casa como en el centro y estaba en una clara indefensión frente al equipo directivo así que nunca llegué a presentar la queja.
Dos años después volví al centro porque quería acabar mis estudios. Esta vez fui a hablar con los profesores que me lo habían puesto difícil y les dije que no iba a tener reparos en denunciar si las cosas no cambiaban. Ese año saqué buenas notas y logré sacarlo. He estado varios años trabajando en talleres y es algo que recomiendo a todas las mujeres a las que les interese la electromecánica de vehículos.
Lo mío no ha sido un caso aislado, hay muchos niños, niñas y adolescentes que tienen que enfrentarse a situaciones muy parecidas y muchos acaban sufriendo problemas de salud mental graves por ello. Por eso hoy me quiero dirigir a las Cortes Valencianas para que se investiguen estos casos y se tomen medidas para frenar el acoso escolar desde la raíz. Las denuncias por acoso se deben de tratar cuanto antes, no podemos dejar que sigan mirando hacia otro lado.