Pregunta para Eusko Legebiltzarra
Algunos trabajos son incompatibles con los dolores menstruales y la baja laboral por estos es un gran avance. ¿Cuándo vamos a asumir que los dolores de regla son un problema de salud?
Hola, escribo este texto para dar visibilidad a una realidad que sufrimos muchas mujeres durante casi toda nuestra vida: los dolores menstruales. Actualmente, no estoy trabajando por motivos personales, no obstante, durante muchos años de mi vida fui Policía en el País Vasco y compatibilizar la regla con el trabajo era un poco complicado.
Hasta que di a luz a mi primer hijo, tuve constantes desajustes menstruales. Desde estar dos meses sin que me bajara, hasta tenerla de quince a veinte días al mes. Con 17 años me llegaron a dar medicación para cortar la hemorragia y estuvieron a punto de hacerme un legrado. Los dolores eran intensos y la solución a todos estos problemas fueron las pastillas anticonceptivas. Todos estos síntomas se regularon inmediatamente.
Cuando tuve a mi segundo hijo me desaconsejaron las anticonceptivas porque además, padezco una enfermedad que me afecta a las arterias. Mis reglas siguieron regulares, no obstante, los antiinflamatorios son mis fieles aliados, sobre todo, los dos días fuertes del período. En estos días se me hincha la barriga, peso casi dos kilos más y ni siquiera me abrochan los pantalones. A parte, una de las cosas que más odio de la semana de la regla es el sangrado abundante. Muchas veces ni me atrevo a salir de casa.
Durante los últimos años de trabajo tuve suerte porque trabajaba en la oficina y eso me permitía tener en la taquilla ropa de repuesto, tampones y compresas. Hasta entonces, cuando trabajaba en el coche patrulla era una pesadilla. A parte, de que por los tiempos que eran siempre teníamos que llevar el buzo ignífugo, correaje y material policial de todo tipo, también tenía que llevar en los bolsillos muchos tampones y compresas porque en cualquier momento tenía que parar para ir a un baño a cambiarme. Imaginaos la situación en el baño de cualquier bar, quitándome el buzo y haciendo malabares para que nada se manchara. Así era cada hora y media..
Aun así, nunca se me pasó por la cabeza ir al médico por todo esto, porque tenía tan interiorizado que era algo normal, que no cabía en mi cabeza poder solicitar la baja por menstruación incapacitante. Pensaba que era un problema mío íntimo y personal, sin ser consciente de que realmente era un problema de salud.
A día de hoy, veo la baja laboral por menstruaciones dolorosas como un avance para las mujeres que las sufrimos. Yo ya no me voy a beneficiar de esta medida (aunque me hubiera venido muy bien los años que estuve patrullando), pero me alegro muchísimo de que las mujeres que están incapacitadas los días de regla para llevar a cabo su trabajo, tengan el derecho de coger una baja laboral. Al final estamos hablando de salud y no nos olvidemos que a todas nosotras nos gustaría que no nos doliera ni un solo día o que, a falta de esto, hubiera un tratamiento efectivo para conseguir acabar con el sufrimiento de todos los meses.