Comunidad Autónoma de Valencia. Soy una madre, hace seis años mi vida y la de mis hijos cambió. Empeoró. Mi hija de diez años me confesó que cuando yo no estaba, su padrastro y padre de mi hijo menor, la tocaba. Mi ex marido abusó gravemente de mi hija por diez meses. 

Pero la condena que le tocó pagar por abusar sexual continuado hacia una menor de diez años fue de cinco años y medio, mientras nosotros seguimos en una vida de pesadilla, dolor y secuelas. 

Lo peor de todo es que él ahora salió en libertad y pidió un régimen de visitas completo  del hijo que tenemos en común. Por esto, la jueza ordenó que un perito, a cargo del Instituto de Medicina Legal (IML) de la Safor, que nos valore a mí y a mi hijo, para emitir un informe psicológico y estudiar la posibilidad de concederle un régimen de visitas. 

Un pederasta no puede estar cerca de niños.

Teniendo en cuenta que además de la condena ya mencionada, se suman diez años de alejamiento de su víctima, cuatro de libertad vigilada, y ocho y medio de prohibición de tener "profesión u oficio" sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores. Por lo que entiendo, también debe estar alejado de su hijo, un progenitor pederasta no puede educar a su hijo. Los abusos sexuales a la infancia intrafamiliares no protegen a las niñas y niños. Un abusador no debe tener la patria potestad de ningún niño.

Como madre pido al Defensor del Pueblo, el Observatorio de la Infancia, al Fiscal Jefe de sala de infancia y adolescencia, a Pedro Sánchez y a la comisión disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que tomen las medidas necesarias en contra de la decisión de la jueza. Ni yo ni mi hijo debemos pasar por una exploración. Mi hijo corre peligro de que le suceda lo mismo que a su hermana. 

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