Me llamo María del Mar y acabo de superar un cáncer de mama.

Hace tres años empecé a notar que uno de mis pechos había crecido. Estuve visitando a mi médico de cabecera durante meses, pero en lugar de examinarme y realizarme las pruebas pertinentes, me decía que mi problema era psicológico, originado a raíz de una situación personal muy dura que viví durante años.

Al poco tiempo el pecho se me puso rojo y el pezón más oscuro, pero siguieron sin hacerme caso. Cuando noté un bulto en mi espalda decidí exagerar el dolor que me producía para que, de una vez por todas, me derivasen a otro médico. Me dijeron que recibiría una llamada para someterme a la mamografía de control anual que se realiza a partir de los 50 años, pero nunca me llamaron. Finalmente, tras volver a insistir, me solicitaron esta prueba y una biopsia, tras las que me diagnosticaron cáncer de mama.

Para combatir la enfermedad me administraron quimioterapia y, a continuación, me operaron y me dieron radioterapia. Ahora, aunque ya estoy curada, me someto a revisiones periódicas de control. 

En mi caso, además de sentirme muy sola por el hecho de no pasar este proceso en mi país y con mi gente, pues yo soy de Venezuela, me vi muy desatendida por los profesionales sanitarios. El trato que me dieron fue pésimo e incluso cruel en muchas ocasiones. Aún así, sí destaco lo agradecida que estoy a una trabajadora social que consiguió un lugar en el que alojarme, algo que yo económicamente no me hubiese podido permitir; y a la asociación que me facilitó la manga para tratar mi linfedema, ya que aunque me extrajeron demasiados ganglios, la Seguridad Social no me la cubría.

Por ello, con esta iniciativa pido a la Asamblea de Madrid que destine más recursos a la investigación del cáncer y a dar a los pacientes la atención, ayuda y respeto que merecemos.