Pregunta para Congreso de la República de Colombia
Mi hermano Martín Manjarrés fue asesinado por un agente en Cartagena de Indias. ¿Cuándo habrá una reforma a fondo a los procedimientos que usa la Policía?
Hola, soy María Manjarrés, la hermana mayor de Martín Elías Manjarrés Mora, el joven de 17 años asesinado por un agente de la Policía en Cartagena de Indias, el pasado 7 de febrero. Yo estaba en Bogotá con mi mamá, nuestro otro hermano estaba en Medellín, y Martín estaba con mi papá en casa. Ese día, a eso de las 9 de la noche, le dijo que iba a salir con unos amigos, que le diera algo de dinero para comprar algo de comer. Mi papá no quería que él saliera, pero al final le dio el dinero y Martín se fue. Un rato después, sin que mi hermano hubiera llegado, mi papá se fue a dormir.
En la calle, Martín se encontró con dos muchachos amigos suyos. Ya habían ido a comer y, en un momento, cuando caminaban por una calle del barrio Villa Estrella, vieron que avanzaba hacia ellos una motocicleta de la Policía con dos agentes. Los tres jóvenes, alarmados al saber la agresividad que suelen tener los agentes cuando hacen alguna inspección o requisa, empezaron a correr hacia un terreno baldío que hay en el sector. Los dos amigos de mi hermano lograron pasar una valla que demarca el baldío, pero Martín, en medio de los nervios, no lo logró. Se quedó atascado.
Los testigos de los hechos dicen que, cuando la moto con los policías llegó al lugar, uno de los agentes pateó en la cara a mi hermano, que quedó aturdido, aunque logró pasar por fin la valla. Martín se levantó, y en ese momento uno de los policías le disparó por la espalda. La bala perforó un pulmón, afectó la arteria aorta, que lleva sangre al corazón, y salió por el pecho. Mi hermano, como pudo, caminó uno o dos metros antes de desplomarse bocabajo.
Los policías rodearon el baldío en busca de los otros amigos de mi hermano que habían logrado alejarse. En ese momento, el agente que había disparado se acercó a Martín, que seguía tendido, y con palabras vulgares e insultos le decía que se pusiera de pie. Pero él se estaba desangrando. Los oficiales emprendieron la huida y ni siquiera se preocuparon por prestar los primeros auxilios a Martín ni por llevarlo a un hospital.
Al escuchar el disparo, el único que hubo aquella noche, los vecinos del barrio empezaron a salir. Nadie quería acercarse a mi hermano, por temor a terminar implicados en el hecho. Pero pronto lo reconocieron y fueron a avisar a mi papá de lo que había pasado. Dos hombres, que trabajan con mi papá, que es contratista independiente, sacaron como pudieron a Martín del lugar en el que había quedado y en una moto lo llevaron a la clínica. Al pasar frente a mi casa, mi papá los vio y gritó para llamar a Martín, pero él ya estaba muerto. Eso ocurrió pasadas las dos de la madrugada.
La clínica en la que atendieron a mi hermano se llenó de policías, pero cuando se supo que había muerto, todos se empezaron a ir y no quedó ninguno. En los tres días que Martín permaneció en Medicina Legal, ningún miembro de la Policía Metropolitana de Cartagena se acercó a nosotros o a nuestra casa para dar una explicación o para decir que ya habían iniciado una investigación para aclarar lo sucedido y castigar a los culpables. En cambio, la institución publicó un comunicado en el que afirmaba que mi hermano era un delincuente y que, ante un intercambio de disparos, un oficial había tenido que desenfundar y usar su arma de dotación. Pero eso es mentira.
La necropsia, además de concluir que se trató de un homicidio violento y de que Martín murió debido a una anemia aguda, indica que él no había manipulado ningún arma, que no había consumido drogas. Lo único que se le encontró fue el rastro de la bala que lo hirió de muerte. Si la policía tiene reducida en el suelo a una persona indefensa, que no tiene armas, que es un niño, que no está agrediendo a nadie, ¿por qué le disparan? ¿No es más factible esposarlo, llevarlo a un Comando de Atención Inmediata y comunicarse con sus familiares y explicarles por qué lo capturan? ¿Por qué lo matan?
Al día siguiente del asesinato, mi papá puso la denuncia y entró en contacto con los abogados que llevaron el caso de Harold Morales, el joven asesinado por un agente de Policía en agosto de 2020. Ellos nos han acompañado, pero siento que el proceso va muy lento, no le veo celeridad. ¿Qué más esperan ante una prueba tan contundente como lo es una necropsia cuyo dictamen dice que fue un homicidio violento? ¿Por qué el proceso tiene que demorarse tanto, si hay pruebas tan evidentes?
Por eso llamo al Congreso de la República para que legislen sobre una reforma a fondo de la Policía en Colombia, para que los procedimientos en los que actúen los oficiales se hagan de manera correcta, para que a todos los ciudadanos se les respeten sus derechos y el debido proceso ante una eventual captura. Todos podemos contribuir para lograrlo: si recolectamos 500 firmas en Osoigo, los congresistas tendrán que dar una respuesta a mi petición. Y para que el mensaje llegue a más personas, difundamos esta campaña por WhatsApp, con todos nuestros amigos, familiares y compañeros. Las familias de todas las personas que han muerto en procedimientos irregulares de la Policía y que exigimos justicia estaremos muy agradecidas.