Me llamo María Pino y a los 13 años me diagnosticaron Ataxia de Friederich, una enfermedad neurodegenerativa que daña el sistema nervioso y afecta a la médula espinal y los nervios que controlan los movimientos de los músculos de brazos y piernas. Cuando me lo diagnosticaron no me podía creer que fuera a dejar de caminar. Fue y sigue siendo muy duro pero, a pesar de perder la movilidad no se me han quitado las ganas de luchar y seguir viviendo mi vida. 

Hubo una etapa en la que no aceptaba la ayuda de nadie, padecer una enfermedad así es una tortura... pero eso ya es pasado y he aprendido a vivir con esta enfermedad de las mal llamadas "raras". 

Por ser una persona con gran dependencia me pusieron la vacuna de Pfizer a finales del pasado mes de febrero. Mi madre, que tiene 72 años, es la persona que me asiste principalmente (palabra que define mucho mejor el trabajo que realiza un cuidador o asistente personal). Yo me pregunto cuándo será su turno para vacunarse: es la persona que convive conmigo y que cuida de mí la mayor parte del tiempo. 

Las personas cuidadoras no profesionales no están contempladas como colectivo prioritario en la estrategia de vacunación nacional. Sólo en Canarias, donde vivo, hay más de 3.500 personas en esa situación, la mayor parte de ellas son mujeres. En muchas ocasiones, están en contacto directo con personas de alto riesgo de contagiarse de Covid. 

Si nosotros como grandes dependientes ya estamos teniendo nuestra oportunidad para vacunarnos, ¿por qué no se contempla el derecho a vacunarse a estas personas que, como mi madre, dedican su vida a asistirnos, cuidarnos?

Por todas ellas os pido ayuda para que esta petición pueda ser escuchada. Firmando y compartiendo seremos más fuertes. Gracias por vuestro apoyo.