Me llamo Marta, soy de Granada pero hace siete años que vivo en Barcelona, y hace dos años que me diagnosticaron celiaquía. Desde siempre había tenido anemia, pero los médicos me decían que era normal a causa de los períodos. La cosa empeoró hace unos años, que llegué a marearme tanto y a sentirme tan débil que no me podía mantener en pie.

Fui a un Centro de Atención Primaria (CAP) en Barcelona, le expliqué al médico de cabecera los síntomas que tenía, y lo primero que me preguntó es si tenía mucho estrés en el trabajo. Le insistí que no era una cuestión de estrés, sino de que realmente me encontraba mal. Finalmente accedió a hacerme diversos análisis.

El resultado fue que me faltaba ácido fólico y hierro, lo que explicaba los mareos. También me salieron los anticuerpos relacionados con el gluten positivos, lo que indicaba que seguramente tenía celiaquía. Después de diversas pruebas, obtuve el diagnóstico definitivo hace dos años, y desde entonces llevo una dieta estricta sin gluten.

Durante estos últimos años me he dado cuenta de que hace falta concienciar mucho más sobre esta enfermedad, ya que hay mucho desconocimiento al respecto. Muchos se piensan que por comer un poco de gluten un día no pasa nada, cuando las consecuencias pueden afectar mucho a nuestra salud.

Hubo una vez que comí gluten por accidente en un restaurante y, al cabo de unas horas, estuve vomitando en la calle, lo pasé verdaderamente mal. Además, no es solo una cuestión de encontrarse mal: el gluten deja lesiones en el intestino delgado que pueden tardar meses en recuperarse.

Recuerdo también que, cuando me dieron el diagnóstico, el digestólogo me dijo que contactara con alguna asociación de celiaquía, ya que desde allí me podrían explicar más sobre la enfermedad que él. Me sorprendió ver que un especialista en aparato digestivo no tuviera suficiente conocimiento sobre una enfermedad como esta, que afecta a muchísima gente.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que vivo en Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que se dé más formación a los médicos de cabecera sobre la enfermedad celíaca, ya que es una enfermedad que puede tener graves consecuencias y no siempre presentar síntomas digestivos.

También me gustaría que se lanzaran más campañas de concienciación al sector de la restauración y a la sociedad en general. Al principio me sentía muy sola, era muy cansado tener que estar vigilando todo el tiempo y tener que dar explicaciones constantemente. Por suerte, la celiaquía es una enfermedad relativamente fácil de solucionar, pero necesitamos la colaboración de todos para que lo sea aún más.