Hola, mi nombre es Matilde. Como tantos trabajadores y trabajadoras en España he tenido que convivir con situaciones irreales cada vez que buscaba un trabajo o que lo desempeñaba. Sufriendo principalmente la problemática de las “famosas horas extras” que son “obligatorias”.  Muchas veces sin contar en nuestros contratos y mucho menos en nuestras nóminas. Esta situación la vivimos todos/as y nos afecta por igual. Porque el discurso de “hay que hacerlo por la empresa” lo único que genera en sus trabajadores/as es culpa, con la que nos manipulan. 

En diciembre de 2020 comencé con Explotación flexible después de una experiencia laboral vivida. Decidí escribir un libro sobre la precariedad laboral, que se publicará en septiembre de este año con la editorial La Consentida. Para darle más movimiento y compartir vivencias, creé también en Instagram su perfil. Así, a través de esta ventana de testimonios, cualquier persona se puede sentir apoyada y bienvenida. Tendemos a pensar que solo nos pasa a nosotras; hay que unirse, apoyarse y sobre todo hablarlo. Muchas problemáticas no las contamos por vergüenza. A veces también tienes miedo a perder tu trabajo o sientes que eres débil por no poder con alguna situación.  
 

A nivel laboral yo creo que hay varios factores que generan esta inestabilidad y precariedad que vivimos. Por un lado, tenemos un salario base muy bajo. Por otro, las horas extras no retribuidas y que en muchas profesiones son obligatorias. Lo exigen de forma indirecta y las haces muchas veces sin cobrar. Es algo que algunos/as de tus compañeros/as también aceptan, por lo que lo normalizas.  

En una empresa hay personas de marketing, responsables de almacén, compras, etc. Pero al final todo el mundo tiene el mismo contrato de auxiliar administrativo y cobra lo mismo: el salario mínimo. Cuando haces una entrevista no te queda otra que asumir las condiciones que te ofrecen, aunque estas no sean acordes a tu experiencia o formación. El mercado laboral, según la profesión, es escaso, no hay demasiada oferta. Hay más profesionales que puestos de trabajo. Además, la competitividad que existe y las ganas de poder trabajar para subsistir, te obligan a aceptar cualquier condición.  

Como trabajador/a, el problema es que no tienes herramientas para defenderte. Se produce esa manipulación que no se verbaliza pero que por la necesidad de pagar facturas aceptas. Con mil euros se vive. Mal, pero se vive. El hambre y el miedo, en no pocas ocasiones, consiguen que nos conformemos.  

He vivido situaciones en las que te dan el horario oficial (el reflejado en el contrato y el que rellenas en el registro horario obligatorio) y otro diferente, de más horas, que realmente es el que tienes que llevar a cabo.   

Otra de las situaciones que veo en nuestra sociedad es la parte de la influencia de género en los puestos de trabajo. Al final, al menos en la experiencia que tengo y que me llega de mis conocidos/as, es que los altos cargos son copados por hombres. En cambio, las mujeres ocupan más puestos de cuidados, atención o secretariado. Esto se debe a la educación recibida a lo largo de la historia. Ahí es donde se genera que las mujeres ganen menos que los hombres. Es decir, no es que no nos paguen lo mismo, sino que los trabajos más feminizados son los más precarizados. 

Tengo compañeros/as que no podían soportar hacer 16 horas de trabajo diario y terminaban firmando una baja voluntaria, perdiendo sus derechos como trabajadores por renunciar. Como si la empresa no tuviera ninguna responsabilidad a pesar del abuso que supone. La gran mayoría de la gente no quiere problemas, tiene miedo a no tener trabajo o a irse mal de la empresa. Como trabajadora estoy cansada de ver la situación tan precaria que vivimos en España. Por eso me gustaría preguntarle a las Cortes de Valencia ¿por qué las instituciones no contratan a más inspectores/as para velar por los/as trabajadores/as y sus condiciones? 

Desde las instituciones se podría hacer mayor fuerza a través de inspecciones de trabajo. Mientras no haya más figuras de control, seguirá habiendo un abuso de las empresas a los trabajadores/as. Por ejemplo, en el sector hostelero es donde más son necesarias las patrullas de inspección. España vive mucho de la hostelería, pero es un sector muy precarizado. Por eso, te pido a ti que firmes esta iniciativa para que por fin se tomen cartas en el asunto.