Mi nombre es Miguel Ángel, tengo 55 años y desde el 2018 llevo luchando contra los desahucios en la PAH. Tras un accidente laboral en el 2014, en mi empresa me dijeron que me cogiera la baja. Estaba a un mes de que me hicieran fijo. Me dijeron que no pasaba nada, que me iban a renovar. Sin embargo, esperaron el mínimo legal para a los días cuando iba a entregar los partes que también necesitaban para justificar la baja, en vez de renovarme me dieron el finiquito sin ningún motivo. A partir de ahí comenzó mi ruina.

Yo nunca había oído hablar de desahucios hasta ese año. Tras esta situación me vi en un estado muy precario. Pasé de cobrar 1.100 euros a 400 euros, y eso era lo que solo costaba el alquiler. Intenté negociar con el propietario, porque llevaba mucho tiempo viviendo allí y pagando sin ningún problema. Sin embargo, el casero no accedió a bajarme el alquiler. Pude aguantar un par de meses con mis pocos ahorros, pero al tiempo me vi en la calle sin saber que hacer y con una incapacidad permanente total tras el accidente que la seguridad social no quiso certificar. 

De los 15 a los 21 años me sometí a 4 intervenciones debido a una enfermedad que sufría en las piernas. Tras mucha rehabilitación logré recuperarme. Sin embargo, el accidente, con 48 años, generó que mi estado fuera peor y tenían que darme la pensión por incapacidad. A pesar de que la seguridad social conocía mi situación, aprovechó el finiquito de la empresa para en vez de darme la pensión por incapacidad completa, pagarme menos justificándose como enfermedad común. Cobrando así un 25% menos que con la incapacidad. Y teniendo en cuenta los gastos y alquileres en Madrid… Me han llevado durante estos años a compartir pisos, habitaciones y verme prácticamente en la calle…

He estado luchando desde la PAH de forma pacífica con mis compañeros para ayudar a tantas personas que como yo se han visto afectados por la especulación inmobiliaria. Los propietarios y bancos venden los pisos en los que tienen inquilinos pagando para así conseguir echarlo y cobrar más. Una situación que intentamos evitar negociando con las con las propiedades (Bancos, fondos buitres, inmobiliarias, etc). Solo pedimos un alquiler social, en el que el inquilino pague el 30% de su sueldo, no como ahora que en muchos casos en un 70% o 80% del sueldo. Y eso solo sin los gastos (luz, agua), comida y transporte que necesita una persona. 

Desde aquí me gustaría preguntarle a la Asamblea de Madrid, ¿por qué tras una vida trabajando, ni siquiera tengo derecho a una vivienda digna? La ley no nos ampara de las agresiones que sufrimos constantemente. Esta situación no puede continuar. Son muchas las personas que llevan toda la vida pagando un alquiler o hipoteca, y de la noche a la mañana se ven en la calle. Personas con más de 50 años viviendo en un domicilio, son arrastradas de su casa. Se ha desahuciado a gente que pagaba sus hipotecas. Gente que estaba en vulnerabilidad económica porque se quedaba sin trabajo y no podían asumir el costo. También personas que les subían los alquileres e hipotecas y dificilmente podían permitirse seguir pagando tras la subida…

Todas las personas que estamos en la PAH con problemas de vivienda, somos solicitantes de vivienda pública, aquí en Madrid. En los estamentos del estado que son la EMVS "empresa municipal de vivienda y suelo", en la AVS "agencia de vivienda y suelo de la comunidad de Madrid". Nos ignoran, y en mi caso tengo solicitada vivienda pública desde el 2017. Actualmente cuento con una pensión de incapacidad permanente total como pensión contributiva por haber trabajado y cumplido ciertos requisitos.

Con tu firma podremos llegar a los políticos y que cambien esta situación. No es normal que a las personas que pagamos y que nos encontramos en situación de vulnerabilidad se nos trate así. La vivienda es un derecho vital que tenemos todas las personas. ¿Por qué entonces no se cumple? Estamos cansados de que muchas veces suframos agresiones físicas durante los desahucios. Esta situación tiene que acabar ya. Por un alquiler social y por el fin de los desahucios.