Hola,

Soy Mireia y tengo 19 años. Con tan solo 17 tuve que hacer frente a una de las noticias que como adolescente más puede marcarte la vida y es que tienes un cáncer, concretamente tuve un Sarcoma de vaina nerviosa. Lo superé y hace unos meses tuve que otra vez hacer frente a un nuevo tumor, esta vez un Sarcoma en el pulmón.

Ante el equipo médico y mi atención, no tengo nada que decir porque ha ido todo bien. El único pero es que me derivaron a Sevilla y cada vez que he ido a alguna cita o tratamiento tengo que hacer un viaje de tres horas y media. Además ahora en Córdoba donde resido no me dejan tener ni una simple cita con mi ginecólogo ya que me tratan en Sevilla.

Pero el problema que me he encontrado en estos dos años es la falta de apoyo que existe a los pacientes oncológicos adolescentes. Y es que necesitamos un hueco específico en la atención, tanto sanitaria como psicosocial. Cierto es que se han ido creando espacios y unidades especiales para adolescentes, pero solo existen cuatro en España, todas ellas en Madrid. En mi caso acudí tanto a Salud Mental como a la Asociación Española Contra el Cáncer y nunca pude encontrar grupos de apoyo de adolescentes porque no existen.

Estos espacios son muy necesarios para que nos podamos sentirnos mejor y empaticemos con otros pacientes que tengan nuestros mismos intereses, miedos y gustos. Y es que en numerosas ocasiones nos encontramos en “tierra de nadie”, en unidades compartiendo estancia, además de tratamiento, junto a niños cuando a lo mejor ya tenemos  18 años, o de repente con tan solo 20 años compartiendo tratamiento con una persona de 70 años. 

Y es que los adolescentes y jóvenes adultos nos encontramos con numerosas trabas, al ser considerada una enfermedad rara. En mi caso siempre he querido sacar adelante mis estudios, en concreto de enfermería en Pozoblanco. Pero me he encontrado con una situación muy difícil e incomprensible. No se terminan de adaptar a los procesos de quimioterapia que puede tener un paciente. 

En mi caso, mi tratamiento ha coincidido con la época de exámenes y en ningún momento me han ofrecido la oportunidad de poder hacer otro día mis exámenes. Estos decían que solo era posible en los casos de COVID. Además de que tampoco me han facilitado la oportunidad de seguir las clases de manera virtual cuando lo necesitaba por las secuelas de mi tratamiento.

Por eso me dirijo a los políticos del Parlamento Andaluz y les pido que por favor se establezcan unas pautas que ayuden a adolescentes y jóvenes adultos que se encuentren en pleno tratamiento contra el cáncer para que podamos intentar continuar con nuestras vidas. Que se nos faciliten los estudios y se nos den de manera obligatoria más facilidades para intentar continuar con nuestros sueños. Además de que se creen unidades de apoyo psicológico específicamente para adolescentes y jóvenes.