Pregunta para Parlamento de Andalucía
Las personas que padecemos la Enfermedad de Ménière nos vemos obligadas a acudir a la sanidad privada. ¿Por qué el sistema público no dedica más investigación y recursos a nuestra realidad?
Hola, me llamo Miriam y vivo a diario con la Enfermedad de Ménière, una enfermedad que aunque no es muy conocida causa fuertes mareos y vértigos, un sonido constante en el oído muy parecido al ruido de la radio cuando hay interferencias (imaginad lo que es vivir con ello cada día), pérdida de la audición que aparece y desaparece y la sensación de presión y dolor en el oído.
En mi caso es bilateral, por lo que afecta a los dos (he perdido completamente el oído izquierdo y en el derecho perdí un 30% de audición), lo que genera una inestabilidad que me impide caminar sola en algunas ocasiones.
Todo comenzó en noviembre de 2018. Empecé a no escuchar por el oído izquierdo, por lo que fui al Hospital de Tenerife, donde vivía entonces. Allí me dijeron que podía deberse al viaje en avión, al submarinismo o a la altura de haber subido al Teide, pero yo no había hecho nada de eso en los últimos tiempos y llevaba 6 años en las Islas Canarias. Esto me provocaba inestabilidad y la cara se me dormía. Al decírselo, me respondieron que podía ser un tapón de cera.
Ante esta situación acudí a la sanidad privada, donde me explicaron que me había dado una especie de ictus en el tímpano, y el otorrino tras verme dijo que podía ser Enfermedad de Ménière o sordera atópica, dependiendo de cómo se fuese desarrollando me irían diciendo.
Vi a todos los otorrinos posibles y el diagnóstico era ese. Yo era bailaora de flamenco por la noche y trabajaba por la mañana en una inmobiliaria. Esta realidad fue en la que se apoyaron algunos médicos para decirme que podía deberse al estrés.
Como la situación no mejoraba, me trasladé a Jerez, mi tierra. La enfermedad ya me dejaba sorda de un oído, con fuertes mareos que me obligaban a estar en cama con la habitación a oscuras, con náuseas que llegaban a durar varios días.
Lo cierto es que durante todo este tiempo la Seguridad Social no me ha ofrecido ningún tipo de tratamiento ni rehabilitación, teniendo que acudir siempre a lo privado. Es más, me llegaron a decir que esperara a que el oído ‘se muriera’.
Para la Enfermedad de Ménière no hay cura, pero se pueden adoptar tratamientos y terapias para mejorar mi vida. Lo que no entiendo es por qué la sanidad pública se lava las manos. En la actualidad acudo a rehabilitación, que supone 300 euros al mes.
Estoy segura de que afrontar esta situación se encuentra en los planes de algunos políticos, pero necesitamos soluciones cuanto antes: les insto a que rubriquen sus compromisos en este asunto y dejen clara una apuesta decidida por la sanidad pública y por incluir a esta enfermedad en ella.
A todos los demás os agradezco mucho el apoyo a este tema, pidiendo que lo difundáis por todas vuestras redes. Juntos lo conseguiremos. Muchas gracias a todos y todas.
Súmate a esta iniciativa ¡todos ganamos!