Me llamo Mónica y vivo en Madrid. En 2019 noté que alguna cosa me pasaba porque se me hundió el pezón del pecho izquierdo. Fui a visitarme con mi médico de cabecera, que me derivó con la ginecóloga. Esta, cuando me vio, consideró que tenían que hacerme una mamografía. De la misma, los profesionales sanitarios me detectaron una masa que decidieron biopsiar rápidamente. Entonces me diagnosticaron un cáncer de mama.

Me practicaron otras pruebas, entre ellas un TAC que permitió detectar, también, un tumor pequeño en la mama derecha. Entonces empecé con un tratamiento de quimioterapia. Una vez hecho, me practicaron una intervención quirúrgica que consistió en extirparme el pecho izquierdo con el dorsal ancho. Después de un mes, los médicos consideraron que por prevención también había que quitar el pecho derecho y así lo hicieron.

Después de dos meses de pasar por quirófano, me percaté de que tenía el brazo derecho más grande que el izquierdo. Llamé al hospital, ya que debido a la pandemia no se podía acudir a la consulta. Allí me indicaron que daban prioridad de presencialidad a los casos más urgentes y que si no presentaba molestias tendría que esperar tres meses para que me lo miraran. Pasó este tiempo y finalmente me visitaron. Me diagnosticaron un linfedema que comportaba una diferencia de 4 cm con el otro brazo.

También debido a la pandemia el servicio público de fisioterapia estaba parado, así que tuve que buscarme uno de particular para trabajar la afección. Estuve yendo durante cuatro meses y entonces me llamaron de la Seguridad Social, con quien me traté durante tres meses más. En marzo pude reprender el trabajo y actualmente estoy con revisiones periódicas.

Lanzo esta campaña por toda la gente con la que he coincidido durante el proceso de enfermedad y que han tenido que batallar o que todavía están batallando contra el cáncer. Según el primer informe sobre la investigación e innovación en cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), «la mortalidad en algunos tipos de cáncer sigue siendo muy alta y las tasas globales de supervivencia a cinco años, por debajo del 60%, no mejoran con la suficiente celeridad». Es por esto que me dirijo a los políticos del Senado, para preguntarles, exactamente, ¿Cuándo se actuará de manera proactiva ante la necesidad de destinar más recursos económicos a la investigación del cáncer?