Pregunta para Parlamento de Catalunya
Después de un mes de recibir un diagnóstico de cáncer cerebral en estadio IV, Marina nos dejó. ¿Cuándo se va a invertir a nivel público para investigar sobre el glioblastoma y sobre las tipologías de cáncer que tienen más afección en niños y adolescentes?
Me llamo Mónica y vivo en Catalunya. Mi hija Marina, de 13 años, nunca había tenido ningún problema de salud grave. Era muy buena estudiante y le encantaba leer y dibujar. A principios de marzo de este mismo año, se empezó a quejar de manera constante de episodios de dolor de cabeza. De entrada, los relacionamos con la posibilidad de padecer migrañas o de que derivaran de la menstruación, pero cuando habían pasado aproximadamente dos semanas, al ver que la sintomatología se repetía cada día y que cada vez era más acentuada, consideramos llevarla al oculista. El especialista en cuestión la exploró y nos indicó que todo lo relacionado con la vista estaba bien.
A los días, Marina nos empezó a indicar que sentía dolor en las cervicales, así que visitamos a un fisioterapeuta con el objetivo descontracturar la zona. Aunque sintió una pequeña mejora al momento, mi hija siguió padeciendo dolores de cabeza severos. Fue cuando empezó a vomitar, que decidí llevarla a Urgencias en el hospital. Los médicos coincidían en que los síntomas respondían a los de una migraña común, pero yo no estaba conforme con el diagnóstico, ya que una migraña no suele desarrollarse de menos a más sino al contrario, así que pedí que nos visitara el neurólogo. Este le practicó un TAC a Marina y esta prueba ya sirvió para ver que existían hematomas por la zona del cerebro.
En este momento, Marina ingresó en el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y una vez allí, tuvo que someterse a un seguido de pruebas diagnósticas con el objetivo de concretar sobre su afección. Finalmente, nos explicaron que mi hija padecía un cáncer cerebral llamado glioblastoma y que se encontraba en estadio IV. Aunque durante el mes que estuvo ingresada Marina tuvo que someterse a ocho intervenciones quirúrgicas, los médicos ya nos indicaron que en relación con el cáncer en concreto no había nada que hacer. En abril de 2022, Marina nos dejó.
Marina no tuvo sintomatología más allá de dolores de cabeza. De hecho, hasta una semana antes de ingresar, estuvo haciendo exámenes en el instituto y todo le iba muy bien. Cuando estábamos en el hospital, estuve buscando opciones tanto a nivel estatal como internacional, pero la respuesta siempre coincidía en que no había nada que hacer en relación con la patología que padeció Marina. A mi hija, como he indicado anteriormente, le encantaba tanto leer como dibujar. Cuando nos dejó, estuve recopilando algunos de sus dibujos y decidí hacer una bolsa con uno de ellos para rendirle homenaje y para que sus amigos y familiares pudieran llevarla con ellos. Enseguida empezó a tener éxito y en estos momentos estamos recaudando fondos que se destinarán a los proyectos de investigación sobre el cáncer infantil que se desarrollan en el hospital donde ella estuvo ingresada.
Igualmente, pienso que sin inversión pública, es muy difícil que se avance de manera rápida y eficaz a favor de la investigación. Es imprescindible la apuesta para indagar sobre el glioblastoma, que en el caso de Marina fue fulminante, y también sobre todas las tipologías de cáncer que afectan, sobre todo, a niños y a adolescentes. Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que son quienes me representan: ¿Cuándo se va a invertir a nivel público para investigar sobre el glioblastoma y sobre las tipologías de cáncer que tienen más afección en niños y adolescentes?