Tu pregunta es genérica y la respuesta genérica sería que en una democracia esa solución sería la normal.Pero esa misma democracia obliga a prever situaciones en las que la opción más votada pueda ser superada en apoyo y en representatividad por soluciones alternativas de la mano de otras candidaturas que, a pesar de no ser cada una de ellas la más votada, estan en condiciones de ofrecer en conjunto una solución programática y personal. Es la lógica de los sistemas parlamentarios, que son los que rigen en España desde la restauración de la democracia. Y hay que tener cuidado con esto, Nuestro sistema político en su conjunto es de matriz parlamentaria y no presidencialista. Introducir sin la necesaria meditación elementos "presidencialistas" en uno de los ámbitos políticos, el local, no deja de se contradictorio con el resto del sistema político y crearían problemas de legitimidad y de oportunidad (¿por qué los alcaldes y no los presidentes autonómicos o el del Gobierno?). Además del evidente asunto de que, con más fuerzas políticas en liza, la candidatura más votada puede tener una representatividad exigua, y tampoco parece lógico dar la alcaldía a un candidato con un 25%, por ejemplo, en vez de dar la oportunidad a acuerdos que podrían alcalzar una representatividad de un 60 o un 65%. Y con un efecto desmovilizador, además, porque se perdería un interesante incentivo incluso para quien ha ganado, la necesidad de negociar, de pactar, de acordar, de conseguir acuerdos de mayor apoyo.

Pero si de lo que hablamos es de la propuesta del PP, que se dice se sacaría adelante incluso solo con sus votos, me parece un disparate mayúsculo.No solo por las razones citadas más arriba, sino sobre todo por lo que deja intuir del concepto de democracia que tiene el PP. Acabamos de ver estos meses pasados como el PP ha modificado las normas necesarias de Castilla La Mancha para acomodar el sistema electoral regional a sus intereses partidistas. Por supuesto solo con sus votos y contra la opinión de todo el mundo, de dentro y de fuera de la política. Porque es una norma no escrita de todas las democracias que las reglas del juego electoral solo pueden cambiarse con amplios acuerdos que alejen el fantasma del ventajismo de la fuerza preponderante. Si las reglas del juego estuvieran a merced de la sola voluntad de una mayoría coyuntural veríamos continuos cambios de formatos electorales hasta conseguir uno que casi impidierse desalojar a tal mayoría. Y además, esos cambios electorales acordados deben hacerse preferentemente al principio de las legislaturas, de modo que se elimine la sospecha de que tienen una motivación partidista. No es el caso, por tanto, lo que corresponde es ir a las proximas elecciones con el formato actual y luego que cada uno presente sus modelos para ese debate y ese imprescindible consenso.

He oído estos días que esta propuesta del PP trae más democracia. Es una burda falacia. La intención de esa reforma es dar más estabilidad a los gobiernos locales, lo que es muy razonable, pero la cuestión es a costa de cuánta representatividad democrática. Hay mecanismos para dar estabilidad en nuesrto sistema, como la prima a los partidos más votados o el carácter constructivo de la censura, pero no parece que hayan erosionado el carácter plenamente representativo del sistema (no han impedido nuevos partidos, por ejemplo). La cuestión es si se puede sacrificar "tanta" democracia para conseguir esa mayor estabilidad y si no hay sistemas alternativos (los acuerdos entre fuerzas) para conseguir esa estabilidad sin sacrificar la representatividad.

Si a ello unimos una evidente intención del PP de lograr de este modo más alcaldías en las proximas elecciones, los datos cantan puesto que la izquierda está más dividida, se trata de una nueva muestra de la "democracia de baja calidad" que el PP está dispuesto a promover (en este y otros campos) aún a costa de un mayor desapego de los ciudadanos.