Pregunta para Congreso de los diputados
Soy Natalia y mi hijo, Gustavo, tiene autismo. ¿Por qué no se les da a los educadores las herramientas necesarias para que puedan trabajar con niños con necesidades especiales?
¿Qué es el autismo? Es una de las preguntas que todas las personas nos podemos hacer cuando no conocemos a alguien cercano con esta condición. En mi caso, empecé a comprender lo que significa ser autista a través de mi hijo, Gustavo.
Nuestro pequeño fue diagnosticado cuando residíamos en Alemania, tras vivir en la incertidumbre durante demasiado tiempo. Pasaron cerca de dos años desde que nos previnieron acerca de lo que le podía ocurrir a Gustavo hasta que nos lo confirmaron. En cierto punto, si nos lo hubieran confirmado desde un principio, el niño hubiera gozado mucho antes de una atención temprana, con la que sabemos, seguro, que hubiera alcanzado un mayor desarrollo madurativo.
Sin embargo, dejamos atrás la agonía y la angustia que te genera la incertidumbre al igual que dejamos atrás Alemania para comenzar una nueva vida en España. Si en Alemania, al igual que sus muchas virtudes, había visto los defectos que tiene en cuanto a la integración de los niños con autismo, como, por ejemplo, la lentitud a la hora de certificar un diagnóstico a una edad temprana, España también tiene sus contras en este aspecto.
A España le hace falta un poco de unidad entre las familias y los sectores educativos. Durante el tiempo que llevo viviendo aquí he observado una lucha, aparentemente eterna entre estos dos bandos y la verdad es que todos buscamos lo mismo: lo mejor para los niños. Por eso, en vez de ponernos trabas unos a otros, deberíamos unirnos bajo un mismo paraguas para exigir al gobierno lo que los niños con necesidades especiales todavía necesitan.
Estamos hablando, señores del Congreso de los Diputados, de que hace falta, en primer lugar, actualizar los procesos de evaluación de diagnóstico para que pueda existir una verdadera atención temprana. Además, hay que entrenar con programas robustos al personal educativo al que se le está poniendo el desafío de incluir a los niños con discapacidad y neurodiversos en el aula regular, a pesar de no ser especialistas en el área. No conseguimos nada intentado encajar estas dos piezas por la fuerza.
De la misma forma, es vital, si queremos alcanzar un futuro verdaderamente inclusivo, que, desde muy pequeños, se eduque a los niños en la integración y esto se haga mediante la educación. La base del rechazo a lo que es diferente suele venir siempre de la mano de la ignorancia. Por ello, se deberían crear campañas educativas hacia niños y adultos para promover la aceptación, la tolerancia y respeto hacia las personas con discapacidad o neurodiversos.
Como consejo, las campañas enfocadas hacia la inclusión siempre funcionan, mientras tengan un enfoque positivo y su objetivo principal sea educar. La educación, la educación de calidad es la clave, siempre.