Pregunta para Congreso de los diputados
¿Por qué la Educación Emocional no forma parte del programa lectivo en colegios públicos?
Mi nombre es Nía Castro y me dedico al acompañamiento emocional a través de la Bioneuroemoción®. Es un método humanista para el bienestar emocional, centrado en lograr una comprensión profunda de nuestra manera de percibir el mundo con la finalidad de mejorar nuestra realidad y la de los demás. Basada en disciplinas científicas, filosóficas y humanistas que estudian las emociones en relación con las creencias, la percepción, el cuerpo y las relaciones interpersonales. Indago en el inconsciente del consultante a través de preguntas para identificar qué información tiene que hace que se les manifieste situaciones en su vida que no puede comprender.
Soy actriz y lo que me llevó a serlo fue la curiosidad hacia el comportamiento humano, el ponerme en situaciones que en mi vida no podría vivir y, a su vez, esta profesión, me llevó a descubrir herramientas para la auto indagación, el cuestionarme mis emociones y a querer saber qué hace que llevemos la vida que cada uno tenemos.
La educación emocional es un hábito. El principal problema está desde la educación que recibimos de nuestros padres y la educación emocional que han recibido ellos de los suyos y así. Un efecto dominó que hace que el menor, desde que nace, recibe una educación con las referencias de sus padres y entorno, por lo que se traspasa de generación en generación. Y luego vemos a jóvenes adultos que terminan Bachillerato y no saben qué hacer con sus vidas ni a qué dedicarse porque no se conocen realmente a sí mismos.
En los colegios, sobre todo con los adolescentes, no se ocupan de enseñar cómo gestionar las emociones de manera concreta e individual, ya que cada persona funciona de diferente manera, pero tampoco lo hacen de manera general con aspectos básicos para la gestión de las emociones. Creo que es algo que debería estar muy presente en la educación pública, aunque, ni que decir tiene, forma gran parte de la responsabilidad de los padres, pero, si ellos no tuvieron dicha educación, ¿cuál serían sus referencias para hacerlo con sus hijos?
Es importante que los menores vayan haciéndose conscientes de sus emociones, aprender a gestionarlas, observar lo que pasa a su alrededor, experimentar, indagar y cambiar aspectos de sí mismos para conseguir un mayor bienestar emocional y así convertirse en adultos que tomen sus propias decisiones siendo conscientes y responsabilizándose de ello sin someterse al juicio. Así, estaremos hablando de una sociedad madura, que es algo de lo que carece nuestro país y es la causa principal de los conflictos sin resolver, querer rebatir al otro y que enfermemos, dado a que los cimientos de nuestra inmadurez están en atacar y no en comprender.
Por ello, me gustaría pedir al Congreso de los Diputados que incluya la Gestión y Educación Emocional como herramienta imprescindible en los centros de educación pública.