Me llamo Nieves y vivo en Catalunya. Antes de que empezara la pandemia de la Covid-19, me percaté de que tenía un bulto en la axila del tamaño de una lenteja, así que decidí acudir al médico. Pedí cita por el privado pero también en el público. Me visité en los dos sitios a inicios de mayo de 2020. En la mutua me hicieron una ecografía y me indicaron que se podía tratar de una inflamación de los ganglios; en la Seguridad Social, me indicaron que me llamarían para realizar la misma prueba.

Después de un año, en mayo de 2021, el bulto creció hasta tener el tamaño de una nuez y me detecté otro bulto en el pecho. Decidí esperar a que me pasara la menstruación para ver si así se me desinflamaban, pero no fue así. Acudí de nuevo a la mutua, ya que después de un año todavía no sabía nada de la Seguridad Social, y en cinco días me dieron el diagnóstico. Padecía cáncer de mama. Entonces me plantearon dónde quería seguir el tratamiento y decidí hacerlo en la Seguridad Social, así que una vez tuve todas las pruebas aportadas por el privado, acudí al hospital y en dos semanas empecé a recibir un tratamiento de quimioterapia. Una vez terminado, me practicaron una intervención quirúrgica y en estos momentos estoy recibiendo radioterapia así como un tratamiento de inmunoterapia experimental.

Los resultados de los tratamientos en relación con la evolución de la enfermedad están siendo muy buenos. Aun así, el proceso de enfermedad por el que estoy transitando me ha hecho percatar de que hay algunas carencias relacionadas con el correcto funcionamiento de la Seguridad Social. No fue hasta después de terminar el tratamiento de quimioterapia, un año y medio después de acudir al médico por primera vez, que me llamaron para darme cita y hacerme la ecografía mamaria que me indicaron que necesitaba en mayo de 2020. En este caso, si no hubiera sido porque puedo permitirme tener una mutua, seguramente yo ya no habría tenido la posibilidad de curarme. Considero imprescindible incidir en la necesidad que hay de que se destinen más recursos económicos y humanos a los hospitales públicos para garantizar, siempre, diagnósticos tempranos.

Además, quiero plantear el hecho de que el contexto de enfermedad conlleva un lastre económico significativo para los pacientes. Hay aspectos que son necesarios para poder hacer frente a la enfermedad de una forma aceptable tanto física como anímicamente que no están financiados y que no todo el mundo se puede permitir. Me refiero, por ejemplo, a tratamientos para acompañar el correcto desarrollo de la enfermedad así como las pelucas, los pañuelos y las cremas.

Finalmente, considero importante mencionar que gracias a los tratamientos farmacológicos a los que me he sometido estoy superando el cáncer, así que creo importante incidir en la necesidad que hay de que se siga invirtiendo a favor de la investigación del cáncer con el fin de potenciar todos estos tratamientos.