No somos la generación de cristal, tenemos más inteligencia emocional. ¿Cómo piensan aplacar el aumento de suicidios entre la gente joven?

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Mi nombre es Nuria, tengo 21 años y sufro problemas relacionados con la salud mental desde los 17. Sin duda, la pandemia ha incrementado la necesidad de tratar la salud emocional de los más jóvenes. Esta situación se ha descontrolado hasta el punto de que el suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre este grupo, ¿cómo piensan aplacar este incremento?

Actualmente la salud mental pública está muy descuidada. Ocurre lo mismo con la educación emocional ya que todavía existe un tabú muy grande en torno a esto. Los niños y las niñas deben de aprender a gestionar sus emociones lo más pronto posible para evitar problemas posteriores. Es necesario que aprendan que llorar no siempre está mal y que es normal pedir ayuda si no te encuentras bien mentalmente. Basta ya de invalidar los sentimientos de los y las jóvenes, no somos la generación de cristal, sino que tenemos más inteligencia emocional de la que tenían nuestros padres o abuelos y reivindicamos el derecho a acceder a un sistema de salud mental de calidad. 

Como mujer me he sentido aún más vulnerable frente a esto. Debido al incremento de casos de violencia de género durante la pandemia, empecé a sentirme muy insegura frente a los hombres al salir a la calle sola. Un día, mientras paseaba a mi perro, sentí que un chico me perseguía y empecé a tener mucha ansiedad. Salí corriendo y entré enseguida en casa. A partir de ahí, tuve varios episodios de agorafobia por miedo a lo que me pudiera pasar. 

Según la Encuesta Nacional de Salud del INE (2017), 1 de cada 10 personas mayores de 15 años sufren algún problema de salud mental. Además, según la Confederación de Salud Mental España, alrededor del 75% de mujeres sufren problemas de este tipo: el 29% depresión y el 43% ansiedad. Estos datos se han duplicado en los últimos años manteniendo el componente de género que hace que nosotras padezcamos más enfermedades similares. 

A pesar de los datos, el número de psicólogos de la Seguridad Social es ridículo. Te dan citas de 20 minutos cada cuatro o cinco meses y si no puedes aguantar hasta la siguiente sesión, te recetan montones de tranquilizantes. En mi caso empecé a tomarlos con tan solo 17 años. Creo que es algo que se podría haber evitado si hubiese tenido acceso a una atención de calidad y una educación que me ayudase a fomentar la inteligencia emocional. 

Por todo esto lanzo esta petición en nombre de todos aquellos niños, niñas, jóvenes y adolescentes que estén pasando por una situación similar a la mía y necesiten ayuda profesional. Hay que tratar este tema con prioridad, no podemos mirar hacia otro lado. 

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