Desde Obra Social Ischadia queremos lanzar una petición para conseguir más facilidades a la hora de entrenar y regularizar los perros de asistencia en el País Vasco. Nuestra asociación fue creada en 2016, cuando se nos ocurrió la idea de aunar la pasión que sentimos por los animales y su entrenamiento con la asistencia y el apoyo a personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad. La formamos cuatro personas, tres instructores y una profesora de audición y lenguaje, que es quien establece los puentes necesarios entre el mundo del perro y las necesidades del humano. 

Desde la creación de la asociación, muchas personas han recurrido a nuestro servicio, y hemos realizado muchos proyectos de intervenciones asistidas con nuestros perros en distintos tipos de instituciones de tercera edad, en centros de personas con discapacidad y en colegios especializados para niños con necesidades específicas (discapacidad intelectual, trastorno del espectro autista, parálisis cerebral…). Actualmente, tenemos el proyecto Blue en marcha, que va dedicado a la instrucción de perros de asistencia para que puedan ayudar a niños con el Síndrome de Tourette en su día a día. También, dentro de este programa estamos instruyendo a un perro para que ayude a una familia con dos pequeños con TEA. 

La pandemia que estamos viviendo ha afectado en gran medida a nuestros proyectos de intervenciones asistidas con perros que teníamos en algunos centros, teniendo que pararse completamente o pasándolas a la modalidad online. Ahora, esperamos que todo vaya volviendo poco a poco a la normalidad porque el contacto con los perros dentro de un programa terapéutico, educativo o lúdico diseñado por profesionales es un gran aliciente y un elemento muy motivante a la hora de poder seguir avanzando y ayudar a muchas personas a mejorar en sus capacidades y en su estado psicológico y anímico. 

Por otra parte, se nos hace difícil ayudar a las familias cuando no recibimos ninguna ayuda ni subvención por parte de las instituciones y, de esta manera, todos los gastos que supone un perro de asistencia tienen que correr a cuenta de las familias que lo necesitan. La única ayuda que recibimos es por parte de algunas empresas que de forma altruista hacen donaciones, aún así, nos encontramos muchos problemas a la hora de apoyar y ayudar a las familias a conseguir patrocinadores, ya que recibimos poca respuesta y vemos que hay un desconocimiento general bastante grande tanto de la labor que hace un perro de asistencia, como de las condiciones y de las necesidades de los niños/as y personas con las que trabajamos.  Tampoco colaboran mucho algunas leyes que están obsoletas y que no responden a las necesidades de las familias y personas con discapacidad. También, tenemos dificultades a la hora de que estos perros entren, por ejemplo, en el transporte público, ya que, al no ser reconocidos específicamente, tenemos que realizar muchos trámites burocráticos, que en vez de facilitar el proceso lo dificultan. 

Cuando se nos niega el acceso con el perro de asistencia a distintos espacios públicos, lo que sucede realmente es que se está vulnerando el derecho de accesibilidad de las personas con discapacidad. Puede sonar extraño, pero lo cierto es que denegar el acceso del perro de asistencia (ya sea en entrenamiento o ya en activo) sería como negarle a una persona sorda entrar a un supermercado con su audífono, o a una persona con movilidad reducida negarle la entrada con su silla de ruedas al autobús. Esto es, que no es el perro quien tiene en sí el derecho a acceder, y tampoco lo tiene el instructor/a que está entrenando al animal, sino que es el derecho de la persona con discapacidad que será usuaria de ese perro en el futuro. Pero, previo a eso, alguien tendrá que enseñar al perro a comportarse y a gestionar las distintas situaciones que pueden suceder en esos entornos, ¿no? 

Que desde las instituciones comprendan esto y trabajen para mejorar la legislación actual es una gran batalla que llevamos librando varios años.

Llevamos mucho tiempo esperando que esto cambie, que se adapte de la misma manera que lo han hecho otras comunidades autónomas en las que no hemos tenido problemas a la hora de proporcionar nuestros servicios, y que se comprenda que cuando hablamos de perros de asistencia, no solo existe el perro guía para personas ciegas, sino que podemos encontrar distintos tipos de perros de asistencia que acompañan a su usuario/a con discapacidad y que les facilitan el acceso a entornos, y a la realización de actividades del día a día que sin el perro, serían muy difíciles de llevar a cabo o incluso imposible. El perro de asistencia es un producto de apoyo que favorece la autonomía y mejora la calidad de vida.

Sin embargo, aquí en el País Vasco y ahora, especialmente en Vizcaya, que es donde estamos trabajando, está costando años y años regularizar la instrucción de estos perros y los servicios que estos ofrecen a personas con discapacidad.  

Por este motivo, desde Obra Social Ischadia pedimos que:

Las instituciones den respuesta a las necesidades y a las realidades de los ciudadanos/as: contemplando la figura del perro de asistencia en su totalidad, y no solo el perro guía, y valoren la posibilidad de desarrollar prestaciones o ayudas para adquirir el perro, de la misma manera que se diseñan ayudas para otro tipo de productos o servicios necesarios que mejoran la vida de las personas, como gafas, sillas de ruedas, mobiliario específico, asistencia en el hogar…

Asimismo, también pedimos que las instituciones no permitan que se vulneren los derechos de las personas con discapacidad, como en este caso sí hemos visto que se ha hecho con el derecho de accesibilidad. 

De esta manera, no tendremos tanta dificultad en ayudar a familias que realmente lo necesitan.