Gracias por la pregunta. La responderé con amplitud. 

El significado del acuerdo entre el PSOE y C's: 

Pactar significa asumir una cierta sensación de incomodidad porque el programa de gobierno no es ya tu programa electoral sino que se impone el mestizaje programático, el reconocimiento práctico del pluralismo para sacar un país adelante. La cultura del pacto es imprescindible en este nuevo ciclo político surgido el 20D y exige valentía porque no es un ejercicios político fácil y porque lo haces con el diferente.

El acuerdo con C's no es perfecto, ni mucho menos, ni está cerrado; es consecuencia de la búsqueda de medidas compartidas que permitan revertir las políticas antisociales del Gobierno de Rajoy. Recoge cesiones y aparca algunos compromisos. Pero no era bueno ni posible dejar todo escrito, cerrando en exceso las bases de un programa de gobierno.

Siendo sincero, el texto no resulta inatacable ni refleja todo aquello que desde la izquierda desearíamos ver escrito para hacer frente a la creciente desigualdad, precariedad laboral y pobreza o a los problemas territoriales. Reconozco que la propuesta sobre el SMI se nos queda corta, falta algún compromiso concreto sobre las pensiones más bajas, en política laboral hay cuestiones alejadas de nuestro programa, la vía política que defiende el PSOE para Cataluña y la concepción federal del Estado no están debidamente recogidas y las indemnizaciones en caso de despido no se incrementan respecto a las impuestas por el Gobierno Rajoy.

Pero el acuerdo, un pacto sin ningún precedente para posibilitar la gobernabilidad de España, contiene planes, compromisos concretos y medidas más que suficientes para apoyarlo sin complejos. Y conscientes de que no es el programa de máximos que hubiéramos deseado, como suele suceder con el contenido del programa electoral, sino que es un programa de bases para un tiempo de crisis que en estos dos meses debiera ser ampliado y mejorado. Otra cosa sería si el PSOE contara con 135 diputados, en vez de 90, o si la disposición favorable al pacto, por parte de Pablo Iglesias, hubiera sido auténtica.

De entrada, el acuerdo logrado es inatacable en su capítulo, extenso y radical, sobre las medidas en favor de la regeneración democrática y la lucha decidida contra la corrupción. (ver págs 41 a 48 y 51).

En la parte de políticas sociales no se puede despreciar medidas como: un Plan de Emergencia Social en lucha contra la pobreza por 7.000 millones, con un Ingreso Mínimo Vital para 700.000 familias sin recursos (pág 31); garantizar que el copago farmacéutico no sea una barrera de acceso, en especial para personas en situación de vulnerabilidad (pág 35); recuperar los objetivos de la ley de la Dependencia (pág 36 ); la paralización de la LOMCE y un Pacto de Estado en materia educativa que incluya a las becas como un derecho subjetivo (pág 26); un Plan de Choque por el Empleo (pág 21), un Plan de recolocación para mayores de 45 años (pág 23); un Plan de ayudas y formación especializada para parados de larga duración y para 800.000 jóvenes sin educación secundaria (pág 24); un complemento salarial para reducir la pobreza salarial (pág 31); la inembargabilidad de la vivienda habitual de familias con dificultades para acabar con los  desahucios (pág 10); que se restablezca la universalidad de la sanidad pública (pág 33 ); acabar con la pobreza energética (pág 32); o recuperar el consenso en el seno del Pacto de Toledo para garantizar la sostenibilidad y suficiencia del sistema público de Pensiones (pág 35).

Tampoco se puede negar valor a compromisos como los siguientes: "no habrá ningún recorte de gasto social" (pág 15); un pacto por la Ciencia (pág 28 ); la reducción del IVA cultural (pág 17); reforma fiscal para mejorar la progresividad de los impuestos, con medidas de redistribución como la creación del impuesto a las grandes fortunas, reforma del impuesto de sociedades o control fiscal de las SCAV (págs 17 y 18); Plan de lucha contra el fraude fiscal (pags 17 y 18); transformar el ICO en un banco público de inversiones (pág 7); medidas de promoción de la economía social (pág 11); aprobar una ley de Cambio Climático (pág 13); una ley para garantizar la igualdad salarial hombre-mujer (pág 37 ); modificación de la ley mordaza en lo más sustancial (pág 40); un Pacto de Estado contra la violencia de género y poner más recursos en esa lucha (pág 41); un nuevo Estatuto de los Trabajadores consensuado por los agentes sociales con recuperación de la negociación colectiva y la ultraactividad laboral (págs 20 y 22); la revisión de los acuerdos con la Santa Sede ( pág 40); revitalizar y dotar de partidas para su aplicación a la Ley de la Memoria (pág 40); la modificación del art. 135 de la Constitución para garantizar "la estabilidad social" (pág 65); revisar las bases del sistema electoral (pág 65); y un largo etc.

Es vergonzoso que Rajoy, con los votos de Podemos, IU y otras fuerzas democráticas haya superado la reválida o "voto de censura" figurado que presentó con su investidura Pedro Sánchez en el Parlamento los días 2 y 5 de marzo. Es impensable que por no perder la pureza que les significa coincidir con C's, una fuerza reformista de la derecha española liberal, quienes nunca han gobernado y dan bandazos en su proyecto político, apoyen -desde su fábrica de amor- la continuidad de Rajoy, el responsable político de la corrupción en el PP y de las políticas más antisociales.

No se ha querido entender lo que significa un pacto transversal. Sabido es que pactar supone cambiar de actitud para empatizar con tus posibles socios y favorecer los entendimientos; pactar es medir las cesiones para compartir soluciones, es buscar fórmulas de aproximación y en última instancia pactar también las discrepancias para que no desestabilicen una legislatura.

Ahora toca abrir el acuerdo entre el PSOE y C's hacia otros grupos de izquierda para romper los bloqueos y tratar de ensanchar un pacto que permita antes del 2 de mayo un gobierno de progreso y reformista. Partir del eje formado por Pedro Sánchez con Ciudadanos, el que más suma con 131 votos, es una garantía y ahora se trata de evidenciar que el programa está abierto a aportaciones, mejoras y concreciones. Lo que no caben son actitudes infantiles de poner vetos o más bloqueos para limitar quienes se pueden o no sentar a las negociaciones.

Si las acusaciones que viene formulando Pablo Iglesias, desde hace más de un año, se hubieran cumplido, hoy contaríamos con un gobierno neoliberal y continuista tras ser investido Rajoy gracias a una abstención del PSOE. Pero aquellas previsiones, lanzadas con la finalidad de descalificar a Pedro Sánchez, se han demostrado equivocadas ante el desconsuelo de los del Ibex 35, de Podemos y de unos pocos descarriados socialistas de carnet. 

Quienes en opinión de Pablo Iglesias, reiterada en su intervención durante el debate de investidura de Pedro Sánchez, vivimos sometidos a los intereses de la oligarquía y la troika y actuamos como títeres a su servicio, hemos optado realmente por otra vía. Consiste en un acuerdo transversal que recoge un programa de gobierno mestizo (no confundir con un mestizaje ideológico) para representar mejor, en esta excepcional coyuntura, la voluntad expresada por la ciudadaníau el 20D. 

Los socialistas pensamos que es la mejor manera de abordar -como una fuerza de la izquierda no dogmática- las grandes reformas legislativas que exigen la recuperación del estado de bienestar, la lucha contra la creciente desigualdad y la corrupción, la regeneración democrática y la búsqueda de la cohesión territorial en un país plurinacional. 

Odón Elorza / Diputado Socialista por Gipuzkoa

San Sebastián, 8 de marzo de 2016