Creo que fue Calvo Sotelo quien en tiempos de la Republica señalo que prefería una España Roja a una España rota. Dicha aseveración tuvo respuesta en el entonces secretario general del EPK-PCE de Euskadi, Jesus Larragaña, quien le señaló que una España roja es una España rota. ¿Que quiero señalar con esta evocación?

Algo muy simple: España no está dispuesta a reconocer el derecho de autodeterminación de las naciones que lo integran porque de dicho ejercicio pudiera derivarse la quiebra efectiva de su propio proyecto nacional. Y, por desgracia esa idea cerrada, tan antagónica a la vista por ejemplo en Quebec por Canada o Escocia por Reino Unido no solo es patrimonio de la derecha política española. Esa visión que niega mayorías de edad a pueblos como el nuestro, o el catalán, o el galego u otros, se expande por los partidos del régimen, antaño llamados casta por terceros, y por alguno de los emergentes. Y responde a una evidencia, Euskal Herria no necesita al estado Español para saberse nación pero el estado Español si necesita a Euskal Herria, Catalunya o Galiza para sentirte nación o estado y no un proyecto fallido.

Y no se trata solo de que nos garanticen respeto a nuestra lengua, cultura y autogobierno sino de que acepten que somos una nación, ni mejor ni peor que otras, que tiene derecho a hacer su propio camino si asi lo deciden, decidimos una mayoria de vascos y vascas.

Ese es nuestro reto: Ofrecer a las gentes de nuestro país una oportunidad para construir entre todos y todas un país digno y decente sin excluir a nadie y abierto a todos y todas. Porque para el país que queremos construir como vascos y vascas que somos, el nuestro, señalamos que de la gente que vive en EH no nos importa de donde viene sino adonde quiere ir.