Pregunta para Pablo Echenique
¿En cuestión de Investigación Científica, no sería aconsejable cambiar el modelo de financiación?
Los precarios que llevamos tiempo en investigación científica básica, esa que no financian las compañías tecnológicas porque no obtienen beneficios a corto plazo, hace muchos años que comprendimos que el modelo actual de financiación no es eficiente. Los puestos fijos en las OPIs y en las Universidades se encuentran copados desde hace más de 20 años por los viejos dinosaurios de la investigación. Aparecen pocas plazas nuevas en las que la competencia es feroz y, en la mayor parte de los casos, muy desigual puesto que se crean perfiles ajustados a uno o dos candidatos quedando así el resto excluido de antemano.
Se habla en muchas ocasiones de impulsar la formación con becas y contratos predoctorales, pero existe una enorme cantidad de investigadores en la franja de edad de 35-45 años que acabaron sus doctorados y salieron fuera para completar su formación durante 2 o más años y que decidieron volver, rebajándose los sueldos a casi la mitad, con el fin de encontrar una estabilidad y que se encuentra en estos momentos fuera del sistema, muchos de ellos sin contrato. El programa Ramón y Cajal y similares no ha servido para traerse de vuelta los "cerebros fugados" sino para afianzar a los privilegiados que nunca salieron de las instituciones donde completaron sus doctorados porque obtuvieron el apoyo de los titulares de dichas instituciones a través de contratos. A ellos se les han creado las plazas a medida y son principalmente ellos los pocos que han conseguido estabilizarse. Este hecho ha sido posible porque al final, la selección de plazas y de candidatos la realizan siempre esos "investigadores dinosaurios" que hacen y deshacen a su antojo en la investigación española.
Los mismos "afincados" en sus plazas dejaron de investigar hace muchos años y, como prueba de ello, muchos de ellos llevan más de 10 años sin publicar un artículo en revista internacional con árbitro, aunque sí aparecen entre los coautores de muchos artículos por ser los "mecenas" de los contratados postdoctorales y predoctorales. Por otro lado, la investigación en estos grupos está estancada en muchos casos. Esisten grupos de investigación que durante 20 ó 30 años han realizado exactamente los mismos estudios, de manera repetitiva, sin recoger los actuales avances en sus campos. En su mayoría, estos "viejos dinosaurios" se dedican desde hace años a hacer política universitaria o institucional.
En el sistema actual de financiación, sólo los investigadores con plaza fija pueden tener acceso a los fondos para la investigación, lo que incentiva este inamovilismo científico de los investigadores principales. Se ha probado a incluir en los presupuestos una mínima financiación para investigadores sin vinculación, pero en primer lugar los fondos asignados a tales partidas son muy escasos y, en segundo lugar, no tienen en cuenta todas las figuras del sistema de investigación: la mayor parte de las veces sólo se refieren a programa Ramón y Cajal o al antiguo Juan de la Cierva.
A pesar de que la financiación la reciben principalmente estas pocas figuras, la mayor parte de la investigación en España la llevan a cabo los investigadores precarios, que se encuentran fuera del sistema científico y cuya única forma de financiación es a través de contratos concedidos por los proyectos de investigación.
Si se quiere acabar con esta práctica e incentivar a los investigadores a hacer lo que realmente deben hacer, es decir, investigar, ¿no sería mejor cambiar a un sistema de financiación anglosajón? Es decir, desechar las plazas fijas en la investigación y que la financiación sea exclusivamente a través de unos presupuestos estatales que deberían superar el 2-4% el PIB para que el sistema fuese efectivo. En tal caso, los investigadores con plazas fijas no deberían tener acceso a la financiación estatal, sólo a la propia de sus instituciones o como afiliados a proyectos de investigación concedidos a los investigadores sin vinculación. Y los investigadores sin vinculación podrían autofinanciarse a partir de sus propios proyectos de investigación, como ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos. Obviamnte, las comisiones de investigación no podrían estar formadas por científicos españoles sino por grupos de científics internacionales, lo que haría el sistema más justo e impediría posibles procesos fraudulentos de selección de proyectos financiados.